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Amor sin barreras: ¿Vale la pena el remake musical de latinos de Steven Spielberg?

Se estrena en cines “Amor sin barreras”, la nueva película de Steven Spielberg; te decimos si vale la pena ver el remake del musical de 1961

Amor sin barreras: ¿Vale la pena el musical de latinos de Steven Spielberg?
Amor sin barreras: ¿Vale la pena el musical de latinos de Steven Spielberg? Foto: Especial

Sí, podemos decir que, durante todo el trayecto, se siente innecesaria. Sin embargo ¿A que remake, reboot o secuela no le sucede lo mismo? Muy pocas en realidad, y esta nueva versión de “Amor sin barreras” se valida gracias al innegable oficio de Steven Spielberg que, aunado al profundo amor que profesa hacia las distintas formas del cine, lo cual le lleva a darse el gusto de realizar por primera vez un musical; da como resultado una obra de manufactura impecable con momentos brillantes.

La capacidad de quien también es conocido como “El Rey Midas de Hollywood” para dotar de una intensidad y fluidez sumamente orgánica a los movimientos de cámara que pareciera salir casual al encuentro de las situaciones, jugando con los contraluz y manteniendo la mezcla vanguardista en el estilo de las coreografías, aquí sofoca al máximo los artificios a los que suele recurrir el género, reservándolos sólo a un par de esas escenas insufribles, en donde algún protagonista juega a imitar a otro personaje, y que usualmente hacen aún más evidente el mecanismo de la representación.

Es esto la principal novedad dentro de una propuesta que poco o nada modifica la historia original basada en “Romeo y Julieta” de William Shakespeare, sobre la rivalidad entre dos bandas, una de anglosajones, otra de puertorriqueños, quienes en una noche de violencia habrán de detonar la tragedia.

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Todo ubicado en el Nueva York de mediados del siglo pasado, tiempo presente para la película original realizada por Robert Wise y Jerome Robbins, que aquí se conserva para alinearse como una producción de época, lo cual se convierte en otro de los aciertos, pues así enfatiza a través de la nostalgia, el discurso social del planteamiento que conecta directamente con nuestra actual realidad, constantemente convulsionada por los conflictos racionales, y ofrece un retrato crítico de la pesadilla llamada “sueño americano” que puede llegar a vivir cualquiera, sin importar cual sea su nacionalidad.

Por supuesto, hay ajustes con respecto al uso de ciertos términos y estereotipos, y se agradece la naturaleza de los diálogos en español que refuerzan la congruencia del contexto, así como lo minucioso de la selección del cast y la forma de sacarles provecho, dando prioridad a lo enérgico de la presencia en actores como Mike Faist —“The Atlantic City Story” (2020)—.

Caso contrario a lo que sucede con Ansel Elgort —“Baby Driver” (2017)—, quien deambula entre el candor del enamoramiento y la tibieza emocional, convirtiéndose en uno de los pocos reclamos que pueden hacérsele a este capricho fílmico del también director de “Tiburón” (1975) y “E.T.” (1982), quien sin afanarse en proponer demasiado, da la vuelta a aquel adagio que dice: “Nunca hagas el remake de una buena película”, al salir aquí más que bien librado y encaminarse con paso firme a la temporada de premios.

rc

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