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“Ya no estoy aquí”: un crudo relato de indiferencia social y la identidad

“Ya no estoy aquí” es una de las cintas mexicanas mejor logradas del último año; ganó reconocimientos en eventos fílmicos como en el Festival Internacional de Cine de Morelia

Ya no estoy aquí
Ya no estoy aquí Especial

Por Jesús Chavarría/ @jchavarria_cine

A principios de este siglo, al norte de nuestro país y en las faldas de una urbe que prefiere mirar hacia su propia ostentosidad, los adolescentes ven pasar los días sumergidos en la miseria, tanto económica como emocional, encontrando en las calles polvorientas una familia formada por la necesidad y definida por su propia interpretación de la cumbia colombiana, que redunda en canciones denominadas como Kolombias, y les permite creer que pueden ser dueños de su destino.

Es a uno de ellos a quien seguimos en “Ya no estoy aquí”, relato que, acompasado por su forma de bailar, va y viene entre su presente como migrante obligado en los Estados Unidos y el pasado inmediato que le llevó a tal situación; haciendo de la historia pequeña un desesperanzado, pero ineludible reclamo a una sociedad cuya indiferencia se viste de discriminación y normaliza la criminalidad.

A través de secuencias sin desperdicio, y que por momentos ofrecen postales tan seductoras como desoladoras, se proyectan los contrastes del particular universo al que pertenece y se aferra el protagonista, el cual palidece ante la intolerancia que acompaña su exilio y el entorno multicultural al que ahora enfrenta, y se diluye a través de sueños en donde los sutiles movimientos de cámara acentúan el abandono.

El rol principal lo lleva un joven que, aunque tiene la presencia ideal, luce cierta inexpresividad; sin embargo, esto se compensa con un desempeño enfocado y la gran habilidad que demuestra el director Fernando Frías de la Parra a la hora de sacar el mayor provecho a los actores no profesionales.

También es evidente que los detonadores definitivos para lo que habrá de ser la debacle total de su trayecto —entre ellos el rompimiento de incipientes relaciones—, no se sustentan del todo, pero cuando esta comienza, resulta más que conmovedora y contundente, haciendo que el título cobre todo el sentido del mundo.

Y es que se trata de alguien que deja de estar aquí en prácticamente todos los sentidos, que incluso pierde aquello que le da identidad, y esta vez ni siquiera la música puede salvarle, pues igual se va de forma tan irónica como cuando un reproductor se desconecta, una tragedia que se multiplica y pareciera no importarle a nadie.

Sin duda “Ya no estoy aquí” es una de las películas mexicanas mejor logradas del último año, inteligente y reflexiva, y que luego de ganar diversos reconocimientos en eventos fílmicos como el pasado Festival Internacional de Cine de Morelia, en donde se llevó el máximo premio, tiene su estreno en plataformas digitales empezando por Netflix.

KR

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