La dama de negro regresa a escena en el Teatro Ofelia, luego de suspender funciones por la pandemia de Covid-19, y celebra 26 años casi ininterrumpidos con una versión reducida, pero mucho más terrorífica y cercana a sus orígenes, en la obra literaria de Susan Hill y en la primera versión teatral, concebida en 1987 por el británico Stephen Mallatratt.
En entrevista con La Razón, Rafael Perrín, director y adaptador del montaje, contó que ni los sismos de 2017 detuvieron las presentaciones de la clásica historia de terror; y compartió que para este reestreno de la producción se debió de cambiar el trazo escénico, centrarse en los aspectos esenciales de la historia y dejar a un lado los efectos visuales y sonoros.
“Realmente estamos reestrenando la obra: la historia es la misma, pero se cuenta de una manera más dinámica, sin tantos efectos, los cuales recortamos, hicimos más precisos y le dimos una velocidad que no te deja ni respirar, porque cuando te das cuenta ya estás inmerso en una aventura sin salida. Para ello me senté dos semanas a readaptarla, a volver a sus orígenes y todos en el equipo estamos muy contentos, porque literalmente es un concepto nuevo, terrorífico y moderno”, expresó Perrín.
El también actor detalló que se redujo la duración de la producción de dos actos, de dos horas con 15 minutos, a uno de hora y media, lo cual hizo que la narrativa adquiriera mayor intensidad.
“Para mantener la sana distancia sobre el escenario, se modificó el trazo escénico para compensar el hecho de que los histriones no llevan cubrebocas”, abundó Perrín.
Sólo la pandemia pudo parar la obra, porque ni los sismos de 2017 detuvieron las funciones. Llevamos más de siete mil 200 representaciones, ninguna otra obra en América lleva más, solamente en Inglaterra hay dos que nos superan: La ratonera, que tiene 80 años, y La dama originalRafael Perrín, Director
Detalló que había muchas escenas en las que el elenco estaba junto, “como un momento en el que están atendiendo a una misa y dos actores permanecen a una corta distancia y de espaldas al público; ahora cada uno está de un lado de la tarima y al centro proyectamos una iglesia, para dar la idea de que ambos están ahí”.
Otro de los cambios que se aprecia es en la parte en la que los personajes van en una carreta, la cual era construida a partir de un baúl con dos sillas. Ahora éste se colocó de manera vertical y con un solo asiento, para que no existiera comunicación cara a cara entre los actores.
Rafael Perrín aseguró que, al tratarse de una producción con 26 años de historia, es más fácil memorizar cosas nuevas que desaprender lo ya conocido, motivo por el cual los ensayos contínuos han sido esenciales para esta nueva versión. “Por ejemplo, Ernesto D’Alessio, quien es diputado y vive en Monterrey, está viniendo todos los lunes para las prácticas”, contó.
Otro de los ajustes esenciales está en el efecto de humo que se emplea. A éste se le incorporó un líquido higienizante autorizado por la Agencia de Protección Ambiental, con el cual se matan dos pájaros de un tiro, pues se crea la terrorífica neblina de la obra, mientras se desinfecta a los asistentes y al recinto.
Como la situación sanitaria de la Ciudad de México aún es incierta, Perrín apuntó que las funciones se van programando dependiendo de anuncio del semáforo epidemiológico los viernes. “Estamos cada semana muy pendientes de la información que dan las autoridades; dependiendo de lo que digan hay función”, remarcó.
- Dirección: Rafael Perrín
- Dónde: Teatro Ofelia (Thiers 287, col. Anzures)
- Cuándo: todos los viernes a las 20:00 horas; sábados, 17:30 y 20:00 y domingos 18:00