Amanda (Stephanie Salas) está empeñada en destacar en la actuación, pero se encuentra estancada en un punto en el que únicamente la contratan para hacer infomerciales, lo cual la ha llevado a enfrentar una crisis financiera; al mismo tiempo, intenta ser una buena madre para su hijo pequeño (Arturo de la Rosa), en cuya vida está constantemente ausente debido a que prefiere darle una mayor importancia a su accidentada carrera como actriz. Los problemas de dinero y profesionales han hecho que Amanda caiga en un estado permanente de frustración que podría llevarla a tomar una decisión para muchos cuestionable sobre su maternidad.
Contando con una amplia experiencia como supervisor de guion y continuista, y tras haber trabajado en películas como La delgada línea amarilla, Tamara y la Catarina, Solteras y El diablo entre las piernas, entre muchas otras, el cineasta mexicano Ulises Pérez Mancilla decidió contar en su primer largometraje como director una historia distinta sobre la manera en la que percibimos lo que debe ser la maternidad y la frustración como detonante para tomar decisiones difíciles.
“Fue un tema al que fui llegando poco a poco como parte del proceso creativo, en un principio tenía otra historia completamente distinta que estaba inspirada un poco en un artículo sobre una madre que no quería a su hijo, entonces esa imagen de una madre que rechazaba a su hijo se me quedó fijada en la mente, empecé a trabajar con ese material poco a poco y en el contexto social en el que fui escribiendo la historia me fue llevando hacia otros lugares que ya estaban en mí; todo fue llevándome a la historia de Amanda, una actriz y madre soltera a la que de pronto le estalla en la cara una crisis existencial con muchos matices; también traté de abordar un tema en el que la maternidad no es cuestión de vocación”, platicó Ulises Pérez Mancilla en entrevista para La Razón, refiriéndose a cómo surgió la trama de su ópera prima, galardonada en el Festival Internacional de Cine Guanajuato (GIFF) con el Premio de la Prensa.
En medio de los problemas que enfrenta, Amanda encuentra un aliado improbable en la figura de Bull (Alberto Santiago), quien la apoya cuando no tiene el dinero suficiente para su día a día e incluso la ayuda a cuidar a su hijo.
Mientras escribía la historia descubrí que tenía también ganas de contar una historia alimentada de muchos recuerdos de mi infancia contados como adulto en la edad que ahora tengoUlises Pérez Mancilla, Director
“Mientras escribía la historia descubrí que tenía también ganas de contar una historia alimentada de muchos recuerdos de mi infancia contados como adulto en la edad que ahora tengo, provengo de una familia muy clásica de papás no divorciados y conforme fui creciendo empecé a ir a casas de mis compañeros de escuelas y me inquietaba descubrir que en realidad había muchas familias con madres solteras, de padres divorciados, en las que papá y mamá trabajan todo el día, y en las que los hijos son cuidados por abuelos, tíos o incluso por la gente del barrio; desde ahí fue donde empecé a construir el personaje del Bull”, explicó.
“Yo había trabajado en una película de Arturo Ripstein que se llama La calle de la amargura, en la cual había trabajado Sylvia Pasquel, mamá de Stephanie. Entonces cuando fue la premier de esta película, Stephanie acompañó a su mamá y un amigo que ya sabía que yo estaba escribiendo esta película me dijo que ahí tenía a mi protagonista, la miré y me quedé casado con esa idea; me gustó muchísimo Stephanie porque para mí daba el tipo físico que yo quería para el personaje en mi historia.
“Luego empecé a escribir el guion con una beca del Fonca y cuando terminé me pidieron un ejercicio de grabar un par de escenas y recurrí a Stephanie, que también es una actriz disciplinada con todas las tablas del mundo y eso me gustó porque sabía que juntos íbamos a poder trabajar al personaje más adelante, nunca hubo casting para ese personaje”, contó el realizador.
Los días francos se exhibe en las salas de cine nacionales desde el pasado 7 de marzo.