Dumbo, un fallido vuelo a la nostalgia

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Foto: larazondemexico

A principios de este siglo, sin duda Tim Burton hubiera sido el candidato ideal para hacerse cargo de la versión live-action de una película como Dumbo (1941) —adaptación del libro de Helen Aberson, ilustrado por Harold Pearl—, cuyos alucinantes pasajes parecían estar a medida para explotar a la hora de combinarse con su muy particular forma de ver la fantasía. Sin embargo, después de sus dos fallidas variantes de Alicia en el país de las maravillas (2010 y 2016), la olvidable Sombras tenebrosas (2012) y la regular Miss Peregrine y los niños peculiares (2016), las cosas cambiaron y había mucho recelo con respecto a lo que pudiera resultar de un proyecto como este que, a pesar de no ser el desastre que algunos anunciaban, sí queda muy cerca de serlo.

Se agradece que no se trata de una de esas taquilleras, pero estériles ilustraciones sobre clásicos animados que —salvo la acertada El Libro de la Selva— ahora acostumbra Disney, porque en Dumbo sí hay una propuesta que comienza después del primer tercio dedicado a contar lo que vimos en la obra original, ya que destaca el inteligente traslado de algunos elementos básicos que son parte de la identidad del concepto: desde la genial secuencia de los elefantes rosas, que ahora deja de lado el efecto del alcohol y se sirve de la magia natural del espectáculo circense para justificar su inclusión; hasta aquel célebre ratón parlante que aquí no encajaría, pero que sigue presente a través de un apreciable guiño, cediéndole su función dentro del relato al par de niños protagonistas, quienes más adelante le servirán al director para reforzar el entrañable discurso incluido sobre la relación padres e hijos.

En contraste, la pluma de ave —un ingrediente significativo para detonar la metáfora con respecto a la confianza— se plantea casi como una cuestión accidental y orgánica que provoca que el elefante vuele, para luego regresarle sin razón alguna su significado original, dando inicio a descuidos, que se acentúan, debido a la tibieza con la que plantean situaciones que se dan por entendido y se abusa de las convenciones. Además, los personajes se quedan a medio camino entre la simpleza caricaturesca y la extravagancia retorcida, perdiéndose entre la indefinición del tono y la inconsistencia del ritmo, que ni en los momentos más álgidos termina de impulsar el conflicto. Michael Keaton, Eva Green, Danny DeVito y Colin Farrell compensan con oficio la falta de profundidad emocional, pero no evitan dejar la sensación de que fueron algo desperdiciados. En fin, lo que más se lamenta de esta película no es lo que representa como remake-secuela de la maravillosa Dumbo, pues a pesar de todo, resulta entretenida y hasta cierto punto decorosa; sino el hecho de confirmar que el responsable de joyas fílmicas como Beetlejuice (1988) y Big Fish (2003), hace tiempo perdió el rumbo. Ojalá pronto tenga oportunidad de reencontrar su estilo y podamos volver a disfrutar de aquel genio constructor de oscuras y sorprendentes maravillas que marcaron a generaciones.

La versión animada Dumbo

Dirección: Ben Sharpsteen

País: Estados Unidos

Año: 1941

Premios: Oscar a Mejor Banda Sonora

http://www.youtube.com/watch?v=CTuGTLx2iEI

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