En este acercamiento a la vida y obra de Faye Dunaway, debe destacarse el como sin salirse de los usuales formatos documentales sobre los mitos Hollywodenses, el director francés Laurent Bouzereau es plenamente consciente de la colosal figura fílmica que tiene enfrente, y hace énfasis en cada uno de los rasgos que le han hecho única.
Empezando por dimensionar la lúcida convicción e instinto que le permitiera desde temprana edad ver fenómenos como el éxito y la fama, no como monstruos voraces e inconvenientes que irrumpían y simplemente dejaban al descubierto su vida privada, sino como un indicador del gusto del público y sobre todo una herramienta para tomar el control de su propia carrera.
Luego, el también responsable de “Natalie Wood: Aquello que persiste” (2020), al mantener el retrato siempre ligado con el contexto cultural, acierta al hacer patente lo que volvió sumamente representativos muchos de los trabajos de la actriz y que en términos teatrales se explicaría como “timing”, es decir que llegaban en el momento justo para hacer eco de procesos sociales históricos, dígase “Bonnie & Clyde” (1967), por ejemplo, la cual luciendo uno de los tiroteos más impactantes de su momento, alcanzaba los cines en un lento recorrido cuando el mundo recién había sido impactando con el asesinato de John F. Kennedy y muy poco tiempo después se vería convulsionado por el de Martin Luther King.
Lo mismo sucede cuando refieren “The Thomas Crown Affair” (1968), donde la actriz encarna a una abogada autosuficiente que incluso disputa la preponderancia masculina durante las escenas de mayor carga erótica, en plena época de reclamo feminista. Y qué decir del modelo de personaje que lleva en “Network” (1976), el cual le valió el Oscar y en contraste muestra a la mujer también capaz de cruzar el umbral de la amoralidad.
Los testimonios venidos de otros actores, directores, productores, periodistas, familiares y de la propia voz de la estrella en cuestión, hacen un puntual recuento de las particularidades en los distintos personajes que interpretó, para a través de ellos diseccionar a la criatura actoral que ella misma fue construyendo con base a una habilidad sorprendente al manipular y proyectar emociones frente a la pantalla, cuya presencia sedujo la lente de famosos fotógrafos como el también realizador Jerry Schatzberg, y que era tan meticulosa y enfocada, como volátil y a veces impredecible debido a sus padecimientos, lo que para muchos de sus compañeros, como Bette Davis, le volvía insoportable.
Todo mientras se expone cuáles era las condiciones y exigencias bajo las que trabajaban las mujeres en aquella época y que para nada eran comparables con las de sus coprotaginistas hombres, entre los cuales también estuvieron gente como Steve McQuinn, Warren Beatty y Marcello Mastroianni, con quien por cierto mantuvo una relación sentimental al borde del escándalo.
Se trata un documental que deja en claro la trascendencia, naturaleza y mística que acompaña a las verdaderas Divas de la actuación, hoy que tal término es utilizado con tanta facilidad, y de las cuales en México quizás solo queda una, la legendaria Silvia Pinal. Esto amén de que resulta irresistible conocer los mecanismos emocionales y mentales de alguien de la talla de la célebre Faye Dunaway, asomarse al detrás de la reconocida “Chinatown” (1974), a las implicaciones de desastres convertidos en obras de culto como “Mommie Dearest” (1981), y a la historia de la mejor foto que se ha tomado de un ganador de los premios de la academia. Se estrena directo en la plataforma HBO MAX.