Hellboy, un no tan afortunado regreso

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larazondemexico

En su momento, Guillermo del Toro no solo entendió a la perfección la célebre creación de Mike Mignola, sino que encontró el punto exacto que le permitió conjugarle con los rasgos característicos de su cine, adaptándole en una primera película sumamente cercana a la obra original, para luego hacerlo suyo con todas las de la ley en una segunda entrega, cerrando con ello un trabajo que debe ser considerado entre las mejores adaptaciones de un superhéroe a la pantalla grande.

Es por ello que juzgar esta nueva película, con base en la propuesta del también responsable de La forma del agua (2017), sería no sólo injusto, sino un ejercicio estéril. Establecido lo anterior, empecemos por decir que para este reboot el director Neil Marshall —con recientes antecedentes en televisión—, apuesta por los códigos propios de la serie B, lo cual no solamente se antoja muy conveniente para la naturaleza pulp del personaje, sino que de inicio le funciona bastante bien.

Retomando Hellboy en Mexico, una de sus más apreciadas aventuras en papel, aquí todo comienza en la ciudad de Tijuana, en específico dentro del surrealista mundo de la lucha libre con enmascarados y criaturas terroríficas incluidas, además de una disparatada estética kitsch; entorno que resulta ideal para los excesos que habrán de mantenerse durante el resto de la película en donde nuevamente lo veremos ir descubriendo su pasado y enfrentar el dilema de su naturaleza infernal.

El problema viene cuando el escenario cambia, el horror escatológico y con aire cutre pierde espontaneidad, debido a que el elemento clave para sustentarlo, que es el humor negro, se diluye y nunca vuelve a funcionar. Conforme la trama avanza, la irreverencia y autoparodia desaparecen irremediablemente, en favor de chistes desangelados, mientras una enorme cantidad de líneas argumentales —sacadas la mayoría de los comics, eso si— son arrojadas a tambor batiente, terminando por aplanar el ritmo, y sin que se vea una clara evolución del protagonista, que aunque es interpretado con convicción por David Harbour, ni él, ni una Milla Jovovich en papel de villano genérico,  tienen el suficiente peso para salvar el barco.

De incongruencias ya mejor ni hablamos, son evidentes, así como lo irregular de los efectos especiales que a veces lucen espectaculares y otras más realmente cutres, algo que se podría  entender como parte del absurdo al que pretendían llegar, por desgracia no funciona como tal y termina entregando una película con algunos momentos entretenidos y diseños de criaturas llamativas, de la que si algo aún podría antojarse, es una precuela ubicada en el mundo de la lucha libre mexicana, pero quizás con un director que entienda mucho mejor ese tipo de estética, dígase Robert Rodriguez.

El Dato: Es un híbrido mitad demonio, mitad bruja y su nombre real es Anung Un Rama, que se traduce como “y sobre su frente está puesta una corona de llamas”.

http://www.youtube.com/watch?v=ky8a5bDeC9s

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