La tarde de este sábado se informó la muerte de una de las estrellas más grandes del cine mexicano: el primer actor Ignacio López Tarso. A los 35 años de edad, el histrión protagonizó uno de los largometrajes más memorables de su prolífica carrera, que lo llevó a estar en la edición 33 de los premios Oscar.
Macario, del director Roberto Gavaldón, llegó a salas de cine en 1960, cautivando tanto a la crítica especializada como a las audiencias de México y de muchas partes del mundo. Se trata de una fábula cubierta con el misticismo mexicano que sigue la historia de un hombre y su profundo anhelo de devorar él solo un pavo entero.
Interpretado por López Tarso, Macario es un humilde leñador que trabaja incansablemente para alimentar a su esposa y sus hijos. Debido a la terrible pobreza en la que vive, Macario apenas puede comer unas migajas de comida.
Molesto, decide dejar de comer hasta encontrar un guajolote para comerlo solo, sin convidarle a nadie. Su esposa, interpretada por Pina Pellicer, un día le prepara el manjar y le dice que huya al bosque a comerlo.
Es en el bosque donde la fábula comienza, pues Macario se encuentra con tres particulares personajes: el Diablo, Dios y la Muerte. Los tres entes le piden a Macario un poco de su manjar; él se niega a compartirlo con los primeros dos, pero acepta convidarle al tercer personaje, decisión que desatará una serie de alucinantes consecuencias.
La cinta está basada en la novela del escritor alemán B: Traven, que al mismo tiempo se inspiró en una antigua leyenda fronteriza ambientada en el Virreinato de la Nueva España. Macario fue muy bien recibida por el público y la crítica especializada, hecho por el cual fue inscrita en el año de su estreno al Festival de Cine de Cannes.
Asimismo, el largometraje fue nominado a Mejor Película Extranjera en la 33 entrega de los reconocimientos de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Estados Unidos: los premios Oscar. La cinta compitió junto a filmes como Jungfrulällan, del legendario director Ingmar Bergman, La Vértié, del francés Henri-Georges Clouzot, y Kapó, del italiano Gillo Pontecorvo.
Macario no se llevó el galardón en la categoría, pero se convirtió en la primera película mexicana en competir en los premios Oscar, uno de los certámenes de la industria fílmica más relevantes a nivel mundial. Además posicionó a Ignacio López Tarso como uno de los actores más brillantes de su generación.
La cinta hoy es un clásico de la cinematografía en México y en el mundo. Asimismo, se ha vuelto una tradición revisitarla durante la temporada del día de muertos y ya es parte de la identidad de cultural de las y los mexicanos.
DGC