Llega la segunda temporada

Loki, un villano que se transforma en héroe

El Dios de la Mentira y Mobius se ven inmiscuidos en una carrera a contrarreloj por salvar a habitantes de distintas realidades; Hiddleston se muestra menos estridente

Tom Hiddleston (centro), en el papel de Loki.
Tom Hiddleston (centro), en el papel de Loki. Foto: Disney

La serie Loki está de regreso con una segunda temporada que se concentra en sacar todo el provecho posible del desarrollo de personajes y la relación entre los mismos, luego de consolidarse en el gusto del público como una aventura de intriga y fantasía más compleja de lo acostumbrado en el Universo Cinematográfico de Marvel, con sus envolventes e inesperadas conversaciones salpicadas de disertaciones sobre la existencia, sustentada en una trama desconcertante llena de ironía con toques de humor.

Con una amenaza de proporciones apocalípticas por enfrentar, que de manera muy práctica resumen en su primer episodio gracias al uso de los deslizamientos espacio-tiempo, es la química entre sus dos protagonistas, Loki y Mobius, la que sale a relucir para sostenerlo todo con una desencantada dinámica de complicidad que les lleva a cuestionarse sus motivaciones y sentimientos.

Mientras surgen una enorme y descontrolada cantidad de ramificaciones temporales a la Sagrada línea del Tiempo, tras la muerte de “Aquel que permanece”, nos encontramos con un Loki ya en pleno rol de villano redimido que se convierte en héroe. Tom Hiddleston de forma brillante apuesta por una gestualidad menos estridente, madurando el proceso lleno de amargura que le ha llevado a un punto de control y compromiso con sus acciones y sus semejantes, pero con un dejo de locura en su semblante para recordar que camina al borde de los viejos excesos.

Luego tenemos a Mobius, quien pese a descubrir que el corporativo al que servía con devoción es un despiadado mecanismo de manipulación, enfrenta la posibilidad de ir a buscar y descubrir lo que era su verdadera vida como variante o esconderse en la fútil, pero más cómoda ignorancia.

Por otro lado, el drama de tintes filosóficos llega con Sylvie, quien se torna hostil y con afán de venganza, aspectos que ocultan el espíritu sensible que posee y su decisión de llevar una vida simple, ante la conciencia de lo insignificantes que son las pretensiones de trascendencia.

Por si fuera poco, está la acertada inclusión del recién oscarizado actor Ke Huy Quan en un papel a modo que resulta encantador y muy divertido, un genio responsable detrás del funcionamiento de la Time Variance Authority, lleno de ingenuidad y con la agudeza que le da el sentido práctico.

A esta segunda temporada le sienta de maravilla apostar por un formato más clásico, donde en cada entrega se van resolviendo historias pequeñas que otorgan matices y tensan la trama principal, la cual apunta a cambios radicales siempre al borde de destruir el universo al que pertenece, mismos que, aunque por lo general no muestran propiamente, no pierden peso dentro de la colosal tragedia.

Los primeros episodios que ya hemos visto son una sólida promesa de revalidar todo aquello por lo que Loki es quizás la mejor serie de Marvel.