Filme refresca la franquicia

Minions: nace un villano indaga en los orígenes de Gru

Hay elementos que conectan con el resto de la saga con personajes emblemáticos; la cinta llega a salas de cine hoy

Minions: nace un villano indaga en los orígenes de Gru
Minions: nace un villano indaga en los orígenes de Gru Gráfico: La Razón de México

Antes de Venom (2018), Joker (2019) y compañía, el cine animado ya había considerado a los antagonistas por excelencia de los superhéroes como figuras explotables. Fue en 2010, que coincidiendo con el estreno de una propuesta similar y un tanto más subversiva llamada Megamente, llegó a las pantallas Mi Villano Favorito, producción de los estudios Illumination —Hop (2011) y El Grinch (2018)— de Universal Pictures, que apostando por la clásica fórmula de poner en aprietos al protagonista cambiándole el esquema al endilgarle el cuidado de unas niñas —tipo Un Detective en el kínder (1990)—, lo cual posicionó en el gusto del gran público no sólo a un encantador supercriminal, sino a sus peculiares y disparatados secuaces, los Minions.

El éxito llevó a la franquicia a desarrollarse en dos frentes, la que siguió al gruñón redimido que, pese a tener una tercera parte más bien convencional y sacada de la manga, ha conservado la esencia de la propuesta; y la del grupo de los siempre voluntariosos asistentes amarillos que con todo y el enorme carisma que proyectan, sólo dieron pie a lo que más bien se podría catalogar como un compilado de graciosos sketches sustentado en pretextos simples, además de un puñado de cortos —Un trabajo de Minions (2016), Minions Holiday Special (2020)—. Sin embargo, esta vez las cosas han cambiado. Gracias a un nuevo encuentro con la línea principal los directores Kyle Balda, Brad Ableson y Jonathan del Val logran dotarle de frescura y sentido a lo que no era más que un entretenido, pero oportunista y apenas ocurrente spin off, posicionando a Minions: nace un villano, como la mejor de sus entregas.

Y es que es el pequeño Gru con sus maldades cotidianas que encuentran encanto en la mezcla del cinismo infantil y un leve aire de humor negro muy congruente a su versión adulta, aquí engancha desde un principio al espectador.

Se presenta una historia que, si bien trata de alguien cuya aspiración siempre resulta cuestionable, se concentra en dimensionar la pasión y la dedicación que Gru muestra a la hora de buscar hacer realidad su sueño, empezando por tener una guarida respetable y formar parte del equipo con espíritu funky al que admira, los Vicious 6.

Se muestra cómo es que debe aprender a valorar a quienes creen en él y lo apoyan incondicionalmente —sus simpáticos cómplices de baja estatura—, lo que se convierte en el segundo gran mensaje de esta nueva aventura.

Es cierto que haciendo honor a la personalidad de sus protagonistas, llegan a ser tramposas las salidas de algunas situaciones, e incluso un par de ellas quedan en el aire, pero la agilidad del desarrollo y los giros de la trama, sin ser precisamente sorprendentes, mantienen la consistencia y permiten darle la vuelta a los lineamientos de edad en los héroes de acción, burlarse un poco de la pretensiosa pulcritud y estatura moral de los representantes de la ley, y jugar con los estereotipos convertidos en coloridas representaciones de los años 70, época en que se desarrolla la historia.

Lo interior lo llevan aún más lejos con disfrutables referencias, que van desde pequeños detalles como los diseños de los automóviles y la industria musical que impregna y define la mayoría de los escenarios ubicados en San Francisco, pasando por otras más obvias como la secuencia de créditos al más puro estilo de las aventuras de James Bond, hasta llegar a claros apuntes al cine de artes marciales y su máxima figura, como en el primer enfrentamiento de Wild Knuckles con los miembros de su banda, sacada directamente de la pelea que Bruce Lee tiene con Chuck Norris en La furia del dragón (1976); por ejemplo, la forma en que bailotea uno de ellos antes de pelear y la “técnica” de arrancar los vellos del pecho del rival o el traje amarillo que el mismo Rey del Kung Fu usara en El Juego de la Muerte (1978), luego también retomado por Tarantino en Kill Bill (2003). Por supuesto, la fascinación que existía en aquella época por la cultura asiática, en especial la China con todo y sus dragones.

Como extra y para delicia de los fans, también hay muchos elementos que conectan con el resto de la saga, vía la inclusión de personajes ya conocidos y la explicación del origen de futuras alianzas, ampliando así el universo alrededor de Gru y sus Minions, quienes según parece aún tienen algo que ofrecer, pues esta vez su “maquiavélico” plan los ha puesto por encima de esa otra precuela spin-off que recién se quedó a medio camino en su pretensión de llegar al “infinito y más allá”.

Minions: nace un villano indaga en los orígenes de Gru
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