Siendo un personaje prácticamente desconocido más allá del mundo de las viñetas, y que muy pocas veces ha logrado dejar atrás por completo el estigma de ser considerado una simple variante del vigilante clásico, Moon Knight encuentra en su serie de Disney+ un nuevo y enriquecedor traslado, que a su vez le ofrece la oportunidad a Disney para seguir ampliando el espectro en cuanto al enfoque de sus producciones.
Y es que, si bien se mantienen fieles en su postura reticente con respecto a la violencia, que es la que a final de cuentas en los cómics le ha otorgado a este personaje sus mejores momentos —dígase “El Fondo de Charlie Huston”, saga publicada por SMASH—, llevándole al límite como brutal herramienta viviente de un Dios Egipcio impulsado por la venganza más despiadada, sí apuestan por el trastorno de personalidad que padece para darle identidad a sus aventuras.
A partir de tal estado de salud elaboran una estructura narrativa aparentemente desordenada, con los apagones de memoria que atormentan a quien de inicio conocemos cómo el inseguro empleado de un museo, como una forma de sortear el campo de lo explícito a la hora de que su letal contraparte toma la acción.
De tal modo dejan ver solo el resultado de sus actos, manteniendo la intriga dentro de un relato donde la profundidad de los escenarios se viste de inquietud para los juegos mentales detonados en los reflejos de espejos y ventanas, con una cámara que va de cierta parsimonia, a lúdicos y a veces angustiantes espasmos, coqueteando con el thriller sicológico hasta transitar por los lineamientos de aventura arqueológica.
Es en dicha transición que los convencionalismos comienzan a aparecer, e interesantes implicaciones a temas como la manipulación y el fanatismo se quedan en apuntes, lo cual aunado a que algunas veces la voz en off de la entidad divina en cuestión tiene timing de tipo “simpático”, aligera innecesariamente la propuesta hacia su segunda mitad.
Pese a ello, la trama se guarda suficientes sorpresas con respecto al comportamiento de este ser conocido como Khonshu, amén de que el actor Oscar Isaacs va y viene con convicción entre las dos versiones de su papel, aludiendo por un lado a la comedia con tintes de patetismo, y por el otro a la determinación que bordea el sadismo, provocando sentimientos encontrados que sostienen la ambivalencia de la propuesta, mientras la sobriedad de Ethan Hawke hace del villano un sugestivo punto de contraste ante el descontrol de su rival.
Así pues, sin ir demasiado lejos, “Moon Knight” ofrece un extravagante cambio de tono dentro del sello Marvel-Disney, con la prometedora presentación de un personaje de moral compleja, que se sale del modelo de superhéroes y antihéroes consolidado en el Universo al que pertenece, y se agradece que no se sea tan dependiente de las conexiones con el mismo.
rc