Debemos reconocer los dos grandes aciertos que a De Noche con el Diablo le permiten sortear la traición que comete contra su propia propuesta al despreocuparse casi de inmediato de darle el formato correspondiente a lo que plantean como parte del material en video del detrás de cámaras del programa en cuestión, grabado de forma incidental y rescatado para la ocasión -dígase found footage-, además del engaño perpetrado con su trailer que la vendía como un festín de terror, cuando en realidad los apuntes a este género tardan muchísimo en llegar, estacionándose mas como una pieza de suspenso y comedia durante su primera mitad.
El primero de dichos aciertos es el entendimiento de los códigos televisivos que entre otros van de las viejas cortinillas estáticas, a esos parpadeos que dejan ver el entre telones en el antes y después de cada corte de la transmisión, y la claridad de intención con la que los directores Colin y Cameron Cairnes, teniendo como base la historia de un conductor que en la búsqueda de recuperar el rating decide pasar en vivo la posesión de una adolescente, los aplican para transitar por la delgada línea divisoria entre la realidad y la ficción del espectáculo elaborando un inquietante juego de escepticismo y ganas de dejarse llevar por el morbo y el deseo de creer.
El otro es el recuperar tanto la estética de un mundo análogo que ya no existe, empezando por el uso de la pantalla 4:3, así como la euforia por los fenómenos sobrenaturales, la llamada pseudo ciencia y el misticismo casi circense de algunas celebridades que pululaban en los 70s, para materializarlo en la pantalla grande y lograr un alto grado de inmersión sin recurrir a ningún otro escenario que un estudio de tv, salvo en las retrospectivas tipo material de archivo. Y es que resulta muy fácil dejarse llevar y disfrutar de la dinámica entre los asistentes, el conductor y la producción del show, mientras establecen los perfiles de los personajes estirando la incertidumbre hasta que las cosas se salen de control en el mismo, y nos recuerdan de que se trataba el asunto entregándonos efectivas y divertidas secuencias de sangre y muerte donde destaca la hábil conjunción de efectos prácticos y recursos digitales, hasta cerrar con el cuestionamiento de quien es el monstruo detrás de la pantalla chica.
De tal modo, De Noche con el Diablo -ganadora del mejor guion en Stiges 2023-, se queda un tanto corta dentro del género y de acuerdo a las expectativas que buscaron generar con la publicidad, más no como película al convertirse en una terrorífica, divertida e ingeniosa exposición del negocio del entretenimiento y su ejecución.