En el cine es de agradecerse la seriedad del acercamiento al tema de la lucha libre mexicana que, salvo cuando se trata de producciones documentales, siempre suele ir al terreno de la comedia o el absurdo en la línea del horror y la fantasía, lo cual muchas veces entrega resultados satisfactorios y divertidos, pero lo cierto es que detrás de las alegorías, las máscaras y las capas, también hay historias ancladas en la realidad que vale la pena que se cuenten en la pantalla.
Una de ellas es la vida del popular Cassandro, quien fue de los primeros gladiadores que se declaró abiertamente homosexual detonando una batalla contra la estigmatización en lo profesional y lo personal. Lo hizo más allá de su rol de exótico dentro de la ficción arriba del cuadrilátero y las convenciones que esto ya implicaba según la vieja escuela —donde destacaron gente como Gardenia Davis, Lalo El Exótico y Adorable Rubí— estar destinado a ser el villano y perder siempre.
En la película Ca-ssandro, que se estrena hoy en Prime Video, para elaborar las visiones del mundo de aire marginal fronterizo con restaurantes de comida rápida, cantinas y arenas improvisadas, entre El Paso, Texas y Tijuana, el director Roger Ross Williams apuesta por una cámara que retrata atmósferas sobrias, que van desde la espectacularidad de la lucha libre hasta lo que hay detrás.
En algunos momentos se da protagonismo a los lances sobre el cuadrilátero y la interacción con el público, para que junto con las charlas en vestidores se dimensione el drama deportivo.
Por desgracia, aunque el también responsable de El Teatro Apollo prepara con cuidado el escenario para los puntos más intensos de la trama, éstos siempre se quedan en la superficie, incluyendo los planteamientos sobre temas tan importantes, como la hostilidad de los compañeros de oficio y los cuestionamientos hacia su éxito, los cuales no pasan de meros comentarios y sin profundizar.
Del mismo modo, nunca se dimensiona por completo el proceso con el que Cassandro logra establecer un vínculo con el público que le permite cambiar la percepción hacia su imagen. Hay escenas, como la lucha en CDMX que marcaría su vida, y su eventual visita al programa de El Hijo del Santo, que evidencian demasiado su función argumental. Ambas con una cuidadosa ejecución, pero la primera, sin la intensidad emocional necesaria y, la segunda, luciendo diálogos estériles hasta antes de su culminación.
En ese sentido, lo que funciona de manera perfecta es la relación amorosa malograda del protagonista, la cual lo empuja a una posible depresión y a los excesos —aunque esto quede también sólo en el apunte—, y sobre todo lo relacionado al trato con su madre, que se convierte en un cariñoso testimonio sobre la comprensión y aceptación hacia un hijo y el sacrificio que conlleva al conjugar esto con errores y debilidades propias.
En lo que se refiere a Gael García Bernal, quien da vida a Cassandro, luce un claro oficio que le permite responder con toda naturalidad, sutileza y compromiso a la exigencia, tanto física como emocional, pese a que por momentos se evidencia que ya no da por completo la edad correspondiente al papel.
Cassandro resulta ser una biopic cálida y disfrutable, bien lograda en manufactura y a veces conmovedora, pero que se queda corta, de acuerdo a sus propios planteamientos, y no deja de ser una oportunidad algo desperdiciada, si tomamos en cuenta la vida del ídolo de la lucha libre, de la cual ya se ha dado testimonio en un par de documentales.
- Director: Roger Ross Williams
- Elenco: Gael García Bernal, Roberta Colindrez, Perla De La Rosa, Joaquín Cosío y Raúl Castillo
- Estreno en México: 20 de septiembre