¡Fenomenal!, ¡maravilloso!, ¡único! fueron algunos de los comentarios de los asistentes que la noche de ayer jueves se dieron cita en el concierto de Sigur Rós; todos abandonaban el Teatro Metropólitan como si hubieran salido de un trance, de un acto apreciativo, en el cual la música fue el vehículo para recorrer múltiples sensaciones y emociones profundas como son las propias canciones del grupo islandés.
Con un lleno total, el recinto fue el escenario donde la banda se encontró nuevamente con el público mexicano. Pasaron cinco años para volver a escuchar en vivo a la agrupación que se presenta en nuestro país como parte de su World Tour, con el cual girará a lo largo de 2022 por diferentes países.
Al ingresar a la sala, la atmósfera estaba preparada: una espesa bruma cubría el espacio, los instrumentos se encontraban dispuestos entre angostas columnas hechas de cuerdas (algunas torcidas), así como pequeñas luces colocadas sobre pedestales de diferentes alturas que estaban distribuidas en el escenario.
Exactamente a las 20:30 horas salieron los integrantes para interpretar “Svefn-g-englar”, la cual marcó el ritmo de la velada y cautivó, de inmediato a sus seguidores. Prosiguieron “Ny batterí”, “Vaka”, “Frysta”, “Samskeyti”, “Gold 2”, “Daudalagid”, “Fljótavík” y “Heysátan”.
Los colores se mezclaban con la música, la cual transitaba por momentos de tranquilidad, relajación para dar paso a la rudeza y el frenetismo. Los asistentes contemplaban las notas, se hipnotizaban por los artistas.
El ambiente se sentía cercano al de un recital de una orquesta, por la solemnidad, pero el interés en cada una de las notas, ya que los asistentes entre ellos se pedían guardar silencio para disfrutar el concierto, la euforia se contenía y traducía en contemplación.
A las 21:37 se dio un intermedio y quince minutos después arrancó la segunda parte. Si en la primera mitad había un uso de la luz de atrás hacia adelante en el escenario, en la segunda era más claros los colores de la iluminación, de frente, que dejaba ver las caras de los protagonistas.
Fundada por Jónsi y Georg Holm, el grupo ofreció en la segunda parte: “Glósóli”, “Saeglópur”, “E-bow”, “Gold 4”, “Angelus 4”, “Gong, Andvari”, “Festival”, “Kveikur” y finalizaron con “Popplagio”.
Un asistente gritó (como una voz que expresaba la opinión de los asistentes): “Son una verg***”, secundado por otro: “Es cierto” y rematado por un tercero: “Mucho más que eso”, un coro que salía de diferentes zonas del recinto.
A las 23:06 horas finalizó el concierto, miles de personas invadieron la calle de Independencia, en el Centro Histórico. Compartían emocionados sus opiniones, se lanzaban a comprar el recuerdo del concierto y se alejaban por las calles aledañas mientras todavía la pantalla del escenario proyectaba una imagen con las luces prendidas de todo el teatro.
En México se presentarán en tres ciudades distintas: Monterrey (3 de mayo) y Guadalajara (5 de mayo), y previo a estas dos plazas, tendrán una participación especial en el Festival Vaivén en Morelos (30 de abril), en el cual compartirán cartel con artistas como Jungle, Porter Robinson, Ed Maverick, Cut Copy y Monolink.
Originaria de Reykjavik, Islandia, la agrupación se formó en 1994 y han pasado casi treinta años en los cuales han forjado su propia historia con más múltiples álbumes y éxitos como “Hoppípolla”, “Vaka”, “Svefn-g-englar” y “Saeglópur”, entre muchos otros.
En nuestro país se han presentado en 2013 en el Corona Capital y en 2017 en el Auditorio Nacional. Al finalizar sus conciertos en México continuarán su gira en Canadá y Estados Unidos.
Del espectáculo de ayer, alguien comentó que era uno de los imperdibles del año y después de dos horas y media, los islandeses confirmaron ese enunciado, un jueves único en el Teatro Metropólitan.
rc