Protagonizado por Andrés Delgado, Noé Hernández y Juan Luis Medina, “Spiritum” narra la historia de un joven adicto que debe enfrentar su realidad ineludible al ingresar a un centro de rehabilitación, en el cual debe enfrentarse y redescubrirse a él mismo, mientras conoce a una serie de personajes que marcarán el rumbo que tomará para seguir adelante con su vida. Adolfo Margulis, quien actualmente sigue estudiando en el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), asistió al Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG) para presentar su cortometraje, del cual habló con La Razón en entrevista.
“Esta historia está basada en mi experiencia siendo un adicto en recuperación que ingresó en esta clínica de rehabilitación en la que filmamos, al momento de entrar y tener todo mi proceso de recuperación sabía que tenía una historia que contar en ese espacio y sobre los personajes y las vivencias que me tocó encontrarme en ese lugar; entonces decidí, ya después de haber egresado y llevar uno un tiempo en sobriedad, regresar y hacer un trabajo de investigación para recordar cómo fue ese primer internamiento que tuve. Me interné de nuevo en calidad de investigador durante dos semanas en las que pude estar con libreta en mano y una cámara para sacar toda la materia prima que me permitiera construir el guion”, contó el director acerca de cómo surgió su primer proyecto cinematográfico.
“Al escribir y tener listo el guion me di cuenta que esa historia que había hecho no se podía ni contar, ni filmar, ni hacer en ningún otro lado que no fuera en ese mismo espacio en el que estuve internado y ahí vino el reto más grande de esta producción, que fue encontrar la manera filmar en el espacio real con los internos reales, algo que es inaudito porque no siempre se te garantiza el acceso para entrar con una cámara a un espacio de ese estilo, pues el principal lema de este espacio es el anonimato".
"Entonces me acerqué de la manera más humilde y honesta con los directores del centro, les presenté mi guion y les comenté que no había manera de contar esta historia que no fuese en ese lugar, luego me dieron luz verde para filmar ahí con los actores y con todo el crew. El proceso de escritura siempre vino acompañado no solo del trabajo documental, sino de mucha investigación tanto del programa de Alcohólicos Anónimos como de todas las vivencias de otros internos”, compartió sobre cómo decidió cuál sería la locación para su rodaje y de cómo logró conseguirla.
“El rodaje fue un proceso de verdad increíble e inolvidable, fue algo que impactó a todos los miembros del equipo. Cuando llegamos, tuvimos primero un acercamiento con todos los internos y les mencionamos cuál era nuestra intención, que queríamos contar esta historia, que yo había sido un egresado de ese lugar y que me interesaba colaborar con ellos, les dijimos que los interesados en participar podían sumarse al proyecto. Lo que vemos al final es un cortometraje hecho por los mismos internos que en ese momento estaban cumpliendo un proceso de rehabilitación y eso le dio una dimensión única, llegando a borrar esas fronteras entre lo que es el documental y lo que es la ficción. La participación de quienes estaban llevando su proceso de recuperación en esa clínica fue una ayuda increíble para los actores porque les permitió entrar en la situación de inmediato y eso también cargó a todo el proyecto de una energía bien especial para hacerlo único en su tipo”, mencionó acerca de cómo se vivió la filmación del corto.
“Hay un filósofo que a mí me gusta muchísimo su trabajo que es Carl Jung y él tuvo una relación de correspondencia con el fundador de AA, Carl tuvo un tiempo donde estuvo tratando a personas que sufrían de adicciones y logró definir esa lucha con las adicciones con el término Spiritum; espíritu en latín se usa para denominar la más sublime experiencia espiritual y religiosa, al mismo tiempo espíritus se usa para denominar el veneno más depravado, que en este caso es la sustancia de consumo. Carl Jung decía que el problema de las adicciones era esta lucha entre espíritu y espíritus, ese contraste en una sola palabra me inspiró para poder contar esta historia”, aclaró el realizador, refiriéndose a la razón por la cual llamó a su corto con el título que ahora conocemos.
Al final, “Spiritum” logra ser toda una experiencia catártica.