Estreno en cines

El teléfono negro: ¿Vale la pena ver la película de terror?

“El teléfono negro” se estrenó en cines; te decimos si vale la pena ver la nueva película de terror

El teléfono negro: ¿Vale la pena ver la película de terror?
El teléfono negro: ¿Vale la pena ver la película de terror? Especial

El cine interpretado como una atracción estilo parque de diversiones suele ser llevado al campo de la literalidad dando resultados a veces espectaculares, pero estériles y olvidables, “Jungle Cruise” (2021), por ejemplo. Sólo cuando con ese afán se retoman rasgos específicos para conjugarlos con la narrativa y sustentar el efectismo, es que se dan producciones entretenidos y hasta interesantes.

Ese es el caso de “El teléfono negro”, dirigida por Scott Derrickson —“Líbranos del Mal” 2014), “Doctor Strange” (2016)—, que va sobre desapariciones y “apariciones” infantiles, teniendo como eje el secuestro de uno de ellos; cuyo vínculo con los mecanismos propios de los conceptos enfocados en plantear retos de destreza física y mental conocidos como Escape Rooms —surgidos en el continente asiático—, no sólo es sólido sino hasta luce natural.

Empezando por la disposición espacial que, tras plantear el entorno en una pequeña comunidad de los 70, convulsionada por los ya mencionados crímenes, evita complicaciones y se concentra en dimensionar y hacer lo suficientemente efectivo el encierro, priorizando al mínimo los elementos dentro de un tenso y macabro juego de pasos a seguir para lograr una posible huida.

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Es cierto que el manejo del tiempo entre las acciones llega a ser incongruente, y estas caen en lo rebuscado rayando el absurdo, pero la forma en que se accede a las pistas es tan macabra y reveladora al poner rostro a las víctimas previas y darles un peso dramático, provocando además la evolución del protagonista con la transgresión de su inocencia y proceso adolescente; que es suficiente para sostener el relato.

Del agregado sobrenatural se dan pocas explicaciones, pero en realidad no las necesita pues recurre a convenciones más que conocidas, a partir de las visiones de una niña que de paso entrega algunos toques de cándido humor para relajar el trayecto en el momento adecuado, amén de cumplir con su cometido al unir la línea argumental principal con la búsqueda policiaca que no niega sino que evidencia un recorrido de lugares comunes, guardándose cierta sorna hacia los detectives en este caso crédulos e incompetentes.

El villano era factible de un mayor desarrollo, pero al menos el estereotipo interpretado por Ethan Hawke —“Antes del Atardecer” (2004), “El Hombre del Norte” (2022)— es funcional al alimentar la zozobra sin tomarse demasiado en serio y vistiéndose con algunos guiños a maniacos y asesinos clásicos de la pantalla con cierto aire circense, lo cual se une a la carga de nostalgia que acompaña toda la propuesta delineada con rasgos del cine de género ochentero —una familia disfuncional en el centro de todo, los suburbios norteamericanos como escenario—, convirtiéndose así en una especie de thriller “coming of edge” bastante disfrutable.

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