Thanos, el colosal, en busca del poder absoluto

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Foto: larazondemexico

El momento llegó, la primera parte del que representa el punto más alto del plan maestro de Marvel y en general del cine de superhéroes -uno que solo podría ser superado por un crossover con la otra compañía, dígase DC- encuentra las pantallas de todo el mundo. La unión de todas las franquicias que integran el universo de superhéroes que construyeron a través de casi una veintena de películas -unas menos logradas que otras, ciertamente-, alcanza las pantallas de todo el mundo.

Las expectativas son altas, no solo en cuando nivel comercial, sino cómo entretenimiento, y hay que decirlo, en términos generales cumple con ellas. Y no es por que se trate de una maravilla ni mucho menos, de hecho hay ciertas deficiencias que no podemos dejar de mencionar. Entre ellas el que en varias situaciones estira de más las convenciones que propone, amén del tan criticado uso del sentido del humor, recurso que aquí al menos en el primer tercio, no deja de ser una constante.

Sin embargo mantiene y juega bien con los códigos propios de este tipo de conceptos, lo que le permite funcionar sin problemas aludiendo a la predisposición del espectador, resolviendo así lo primero. En cuanto a lo segundo, aunque por momentos  cansa un poco, no llega a caer en los excesos vistos en películas como Thor Ragnarok -que prácticamente se convirtió en una comedia- y en el momento oportuno sede, para dejar que el toque de tragedia necesario en la aventura tome el protagonismo.

La historia que en este caso nos narra los esfuerzos de los superhéroes de la tierra y más allá, por detener al temible Thanos, quien busca apoderarse de unas gemas de poder que le permitirán exterminar razas y arrasar planetas en un parpadeo; se desarrolla en varios frentes, comienza a tambor batiente y pese a los saltos entre ellos, mantiene con claridad las líneas argumentales, que conforme avanzan van entrelazándose hasta alcanzar un final consistente, en el que cierran algunas de ellas, dejando el escenario listo para la que será la segunda parte.

En cuanto al desarrollo de personajes, este se reduce al mínimo, transcurre sin tropiezos, y no se entretienen demasiado con las relaciones entre ellos -aprovechando que en muchos casos  ya están más que establecidas-, lo que resulta muy conveniente, pues aunque  la narrativa es elaborada, la premisa sigue siendo bastante sencilla. Es decir, no se meten en complicaciones que les pudieran exigir mayor profundidad y se concentran en qué el ritmo se mantenga. Las escenas de acción son explosivas trepidantes y con algunas perspectivas casi imposibles; pero precisas, limpias y siempre entendibles, al más puro estilo de los Los Hermanos Russo, directores que aquí refrendan lo hecho antes en Capitán America Winter Soldier y Capitán America Civil War.

Así pues, Avengers Infinity War, adaptación tremendamente  libre de un par de episodios de los comics -The Infinity Gauntlet (1991) e Infinity (2013)-, pese a los puntos débiles que evidencia, es todo lo que un blockbuster quiere ser, entretenimiento plagado de fuegos artificiales, sin pretensiones pero con estructura y una buena manufactura.

Con información de Jesús Chavarría

Gráficos Lizzeth Huerta, Norberto Carrasco, Arturo Ramírez y Roberto Alvarado.

Por Carlos Mora.

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