Esta producción, dirigida por Caroline Link, es mucho más que una biopic: se trata de una emotiva reflexión sobre la naturaleza del humor y la risa, como una herramienta inconsciente para asimilar el aprendizaje, los cambios y la pérdida durante la infancia, en este caso ubicada en la Alemania occidental de los 70.
La autobiografía del célebre comediante Hans-Peter Hape Kerkeling, en las manos de la otrora ganadora del premio Oscar a Mejor Película de Habla no Inglesa por En un lugar de África (2001), resulta el vehículo ideal para dimensionar con soltura y cierta ensoñación, el sentido de otredad que encuentra las respuestas entre la tolerancia y la aceptación, para formar el carácter sin perder la esencia con base en los matices de las relaciones con los padres, los hermanos, los amigos y sobre todo los abuelos, cuyas diferencias ubican como punto de encuentro el amor hacia el niño en cuestión.
El Dato: Otras cintas de Link son Exit Marrakech (2013), Im Winter ein Jahr (2008); En un lugar de África (2001); Pünktchen und Anton (1999) y Más allá del silencio (1996).
El desempeño de actores de gran oficio como Martina Eitner-Acheampong, Joachim Król, Rudolf Kowalski y Ursula Werner, no sólo transpira encanto, sino que impulsa la naturalidad del pequeño Julius Weckauf, responsable de encarnar al protagonista, en escenas que se visten de cotidianidad para saltar a la comedia sutil, esa que en lugar de la carcajada efímera, busca la sonrisa que se anida en la memoria emocional.
Por momentos, la cadencia del ritmo parece perderse y al final queda la sensación de que se trató sólo del preludio de una historia más grande; amén de que a los fans del personaje central, que se reserva una breve aparición, tal vez les haga falta una mayor cantidad de referencias enfocadas en su importante trayecto dentro del espectáculo, sin embargo, lo elegante y cuidadoso de la manufactura, en conjunción con la honestidad que le sustenta, lo compensa y con creces.
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