Luego de las dos primeras partes a cargo del sobrio Brian De Palma -Los Intocables (1987)- y el especialista John Woo --Face Off (1997)-- respectivamente, cuyas propuestas estéticas y sello particular las colocó en otro nivel estilístico, la franquicia Misión imposible que se construyó Tom Cruise para mantenerse vigente como héroe de acción fue convencionalizada y convertida en un efectivo y taquillero vehículo sin mayores pretensiones que el entretenimiento, por directores como Christopher McQuarrie -Misión imposible: Repercusión (2018)- quien hoy nuevamente es el responsable, y en ese sentido al alcanzar la séptima entrega (Misión imposible: secuencia mortal, parte 1) con la fórmula más que ensayada no decepciona en lo más mínimo.
Tras una intensa secuencia submarina inicial la palabra “imposible” se repite una y otra vez -como si no supiéramos de lo que se trata. En ésta abusan de la exposición sobre los intereses políticos implicados en un afán de darle complejidad narrativa con diálogos en una toma y daca constante a una trama simple sobre la búsqueda de piezas clave que servirán para detener la amenaza en turno, la cual además trae fantasmas del pasado del buen Ethan Hunt (Tom Cruise) mientras lo empuja a preguntarse si está dispuesto a sacrificar a sus amigos con tal de salvar al mundo; la estructura con base en situaciones límite donde los sutiles juegos de manos son tan importantes como las habilidades para improvisar, escapar y combatir, tiene objetivos claros y nunca pierde el paso al desarrollarlos.
Es esto y los toques de humor que en los momentos más inverosímiles nos recuerdan que no todo debemos tomárnoslo tan en serio, lo que permite que se conjuguen a la perfección los efectos prácticos con los recursos digitales, manteniendo así el factor humano en secuencias de alta tensión que explotan yendo de lo asfixiante de los callejones y el interior de los autos estrellándose sin parar, a la espectacularidad de los planos abiertos sobre trenes en movimiento.
Tal y como sucede con la tan mencionada escena que implica una motocicleta surcando los aires con los Alpes suizos como escenario, la cual en realidad cobra un mayor impacto porque se sabe que el protagonista mismo la ejecutó sin recurrir a dobles, pero que es sólo una más en relación al cúmulo de secuencias llenas de acrobacias e igual de potentes que mantendrán al espectador al borde del asiento.
Así entonces, aunque es cierto que podría haber durado un poco menos si se abstiene de esas innecesarias explicaciones mencionadas al principio, con Misión Imposible: Sentencia Mortal que se presume como la primera entrega del final de la saga, estamos ante lo más depurado del cine como un gran parque de diversiones en la cumbre de los blockbusters. La película ya se encuentra en cartelera.