El tiempo no ha sido benévolo con aquella Top Gun que volvió emblemáticas las gafas de aviador y las chamarras de piel entre los sonidos de aviones mezclados con acordes, cortesía de Cheap Trick y Berlín. A la distancia, 36 años después, es imposible cerrar los ojos ante lo básico de su estructura, el sofocante tono de cursilería y ese espíritu videoclipero excesivo, como tampoco al hecho de que, a pesar de todo, es una amable invitación a dejarse llevar por las escenas trepidantes, la competencia y el drama obvio, que conserva su estatus de icono ochentero, gracias al oficio y efectividad de la manufactura y por supuesto la nostalgia.
La conciencia con respecto a lo anterior, aunado a la falta de falsas pretensiones y una lúcida convicción por el cine de entretenimiento, es lo que le permite a esta nueva producción llevada por Joseph Kosinski —Tron: Legacy (2010)— lograr la puesta al día del añorado testimonio de un tiempo en que el espectador podía emocionarse ante el show lejos del desarrollo de teorías estériles o las abrumadoras conexiones de universos expandidos y similares.
Desde un principio es claro el homenaje al fallecido director de la obra original, Tony Scott —El Ansia (1983), El Último Boy Scout (1991)—, con el montaje de imágenes musicalizadas a ritmo de rock-pop. Manteniendo la simpleza de la trama sobre el entrenamiento de un grupo de élite a cargo de un instructor incómodo, con el agregado del llamado a enfrentar fantasmas del pasado y encontrar así una posible redención.
La película Top Gun: Maverick retoma las líneas argumentales que dejó abierta la primera entrega, para otorgarle con ello y algunos toques de calculada autoparodia, un poco de complejidad a los estereotipos haciéndolos funcionales, a pesar de los anacronismos en el planteamiento de las situaciones de rivalidad. Algo que de paso sirve para que Val Kilmer —The Doors (1991), Batman Forever (1995)— después de las cuestiones de salud que ha enfrentado, retome en forma digna uno de sus viejos personajes.
La amenaza sin rostro y aislada que en este caso deben enfrentar, sólo es un buen pretexto para las intensas y explosivas batallas aéreas donde hacen gala de las posibilidades técnicas a las que puede acceder una superproducción actual, incluyendo el encuentro con la vieja escuela a través de un último escape, previsible, pero que se disfruta ya en esas instancias de la montaña rusa en la que todo se convierte.
Nos encontramos a un Tom Cruise interpretando a ese viejo conocido piloto veterano con una particular forma de entender la responsabilidad, dentro de un sistema que a regañadientes lo tienen activo en sus filas. En esta ocasión habrá de terminar por demostrarles cuál es la razón por la que aún lo necesitan, como si se tratara de una especie de paralelismo con el afán del otrora actor de Rain Man (1988) y Nacido el 4 de Julio (1989) de justificar por qué seguir para el cine y el público con el rol de último gran héroe de acción. Por algo ahí viene la nueva entrega de la franquicia Misión Imposible y en ese sentido Top Gun: Maverick cumple. Hoy la cinta está disponible en todos los cines de México.
- El dato: espectadores podrán deleitarse con 56 minutos de imágenes exclusivas en ScreenX y 4DX Screen, la mayor cantidad de contenido jamás producido para una película.