No es exagerado decir que “Transformers Uno” de Josh Cooley —“¿La primera cita de Riley?” (2015), “Toy Story 4 “(2019)— es una de las producciones mejor logradas de la franquicia, tanto de animación como en live action. Porque en esta ocasión la popular frase “Más de lo que vez” cobra un significado mayor que el que le otorgaba el servir de conveniente slogan refiriendo la capacidad de los personajes robóticos para transformarse en vehículos y viceversa, al ser interpretada como una premisa a cerca de la lucha por la identidad y la individualidad.
Valiéndose de la minuciosa creación de un universo con reminiscencias a la manipulación mediática convertida en herramienta de control social al estilo de “1984” de George Orwell, y la clasificación desde el nacimiento de la persona en favor de la creación de castas como en “Un Mundo Feliz” de Aldous Huxley, la película nos presenta una historia de origen para la eterna rivalidad entre los legendarios Megatron y Optimus Prime con todo y la conformación de sus respectivos bandos, planteando con claridad y desde un principio los rasgos de carácter, con todo y sus vicios y virtudes, los cuales tras un congruente desarrollo habrán de redundar en un épico enfrentamiento que adquiere tintes de tragedia griega.
Así entonces, entre carreras mortales que buscan dar “pan y circo” a los habitantes de un Cyberton sumergido en una crisis energética que condena a un sector de ellos a trabajar en las minas, y las espectaculares persecuciones que llevan a las un tanto predecibles vueltas de tuerca que no por ello son menos efectivas; vemos cómo es que en el caso de quien habrá de convertirse en el gran villano y guía de los Decepticon, la admiración, la fidelidad y el apego a las reglas dará paso a la decepción, el resentimiento y la cruel hambre de revancha.
Por otro lado, en el futuro líder de los Autobots las revelaciones le empujan a madurar y enfocar su afán por alcanzar sobresalir ante una estructura opresiva, hasta entender lo que significa el sacrificio y emerger así como un soldado responsable y un glorioso.
Por supuesto hay ciertas transgresiones al canon y es necesario ignorar el que queden en el aire algunas explicaciones sobre la naturaleza de la transformación física de los personajes y lo excesivamente conveniente de algunas situaciones, sin embargo todo es en favor del intenso y consistente transitar de una aventura emocionante y divertida que, además de darle una simpática introducción al siempre carismático y querido Bee, permitirle a Elita-1 un rol acorde a nuestros tiempos de necesarios nuevos modelos femeninos en el entretenimiento, e ir presentando a diversos personajes clásicos; va acompañada de lo que puede ser un importante mensaje para los niños, el cual le da trasfondo inusual en lo que siempre ha sido la franquicia.
“Transformers Uno” es de lo mejor que han protagonizado estos populares seres cibernéticos desde aquella otra producción animada y considerada de culto, “Transformers: la película”, estrenada en 1986.
