Fue el 16 de abril de 2016 cuando Vicente Fernández se despidió de los escenarios en el Estadio Azteca. Ese día, de todas las latitudes y generaciones se dieron cita en el recinto, donde horas antes del espectáculo niños y jóvenes que soñaban con algún día convertirse en cantantes interpretaban los éxitos de El Charro de Huentitán.
El concierto convocó a fanáticos de la Ciudad de México, Puebla, Michoacán, , Sonora, Estado de México, Jalisco, por mencionar algunas entidades, además de países como Estados Unidos y Colombia: llevaban carteles con mensajes para su ídolo, cantaban temas como “La ley del monte”, “Por tu maldito amor” y “Lástima que seas ajena”.
Acudieron 85 mil personas al show gratuito, aunque ocurrió en la noche, algunas llegaron desde las 7:00 horas.
El histórico espectáculo de despedida de Chente duró casi cuatro horas y con una imponente voz entonó 54 canciones, pues durante todo el show el intérprete siempre recalcó: "Mientras ustedes no dejen de aplaudir yo no dejo de cantar hasta que desquite ese cariño que me han regalado por tantos años".
Rememoró cómo "un ignorante" como él llegó a la cima del éxito, no por suertudo, sino por sus "tamaños cojones”.
“Gracias a Dios y a ustedes hasta un ignorante como yo ha llegado a tener esta vida. Hay cosas que no se compran ni con todo el dinero del mundo y eso ustedes siempre me lo han regalado sin que tenga que ponerles una pistola”, expresó aquella noche
Con las interpretaciones de "No me sé rajar", "Que te vaya bonito", "Me voy a quitar de en medio" y “Si acaso vuelves”, demostró que si no fuera por las canas en su cabello y por las arrugas en su rostro, era aquel joven que en los años 70 estaba en la cima de su carrera con discos como "El ídolo de México" y "El hijo del pueblo". Su voz seguía siendo jovial y privilegiada. El Charro de Huentitán siempre contaba la importancia de cuidar su voz y por eso a sus hijos y a cualquier cantante les aconsejaba: duerman bien, no se desvelen y cuiden su voz.
Sólo una vez desafinó, al cantar “La ley del monte”. “Pa’ que vean que soy honesto me desafiné”, admitió y repitió la estrofa hasta conseguir el tono correcto, dando cuenta de cómo siempre buscó la perfección.
Aquella velada en la que cantó también “Mujeres divinas” y “Lastima que seas ajena”, Motivos” y “Nos estorbó la ropa”, lo acompañó su hijo Alejandro Fernández.
“Que noche tan especial, estoy tan emocionado por este gran momento, gracias papá, jamás voy a dejar morir la música mexicana como tú me lo encargaste", prometió El Potrillo y hoy con la partida de su padre se encargará de cumplirlo.
Sin tapujos arremetió contra el entonces aspirante a la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump: “Hay un mendigo candidato en Estados Unidos que quiere lanzarse a la presidencia, yo digo que el día que me lo encuentre le voy a escupir la cara y le voy a decir lo que nunca le han dicho en su vida”, dijo.
Durante esa gran fiesta en su honor y en tributo al público que siempre lo acompañó se le vio disfrutar de la música y de estar sobre un escenario.
Al término del memorable espectáculo y todavía con gente aplaudiendo para que siguiera cantando se envolvió en la bandera de México y dijo adiós sin antes prometer: “donde quiera que me encuentre seguiré cantando”.
AG
