Vaya que "Wonka", producción británica que se plantea como precuela del relato "Charlie y la fábrica de Chocolates", del escritor Roald Dahl —adaptada al cine en 1971 y 2005—, sorprende al retomar la candidez de la tradición de los musicales, pero dejando del lado varios de sus anacronismos y acostumbrados regodeos en las coreografías y canciones, para así responder al dinamismo que exige el mercado actual del entretenimiento, encontrando el sustento en una comedia con inesperados apuntes de drama social y una ligera crítica, tanto a la voracidad corporativa como a las instituciones religiosas y policiacas siempre propensas a la corrupción. De esta manera se entrega un bello e imaginativo cuento con moraleja incluida.
Su estética alejada de la estridencia y los efectismos permite que la magia de espíritu artesanal y rasgos de alquimia se materialice de forma natural y sin exigir mayores explicaciones en un encantador entorno de extravagancia old fashion definida por colores cálidos y elegante manejo de la luz.
Es ahí que la llegada del joven Willy Wonka, interpretado por un Timothée Chalamet —"Dune" (2021)— quien derrocha frescura en cada escena, sirve para dar un lindo y conmovedor mensaje sobre las promesas, la búsqueda de los sueños y aquello que les da sentido y los hace especiales.
En contraste, se puede cuestionar la interpretación con respecto al consumo del chocolate, pues si bien son claros los apuntes respecto a que esto se convierta en una adicción, no es así en cuanto a su valor como una forma de hacer sentir bien a las personas sin caer en los excesos y que la comercialización no pareciera convertirse en la prioridad.
Sin embargo, eso ya es un detalle menor para la cinta que, a pesar de adolecer de algunas incongruencias de tiempo en su ficción y en lo que son o no capaces de hacer algunos de los personajes, es una entrañable y divertida historia de origen dirigida con innegable cariño por el realizador Paul King —"Paddington" (2014) y "Paddington 2" (2017)—, digna del célebre y querido inventor, mago y chocolatero Wonka, tan deliciosa como todo lo que dice la leyenda que suele producir en su fábrica.