Rodrigo Friscione, reconocido fotógrafo submarino mexicano, saltó a los reflectores esta semana por ser el autor de uno de los descubrimientos más importantes en la investigación marina de nuestro país.
En una de sus exploraciones por El Caribe mexicano, Friscione se topó con un paraíso de agua dulce que alberga cinco cenotes en las profundidades del mar, un hallazgo inédito.
Estos impresionantes pozos se encuentran a poco más de 22 kilómetros de la costa de Quintana Roo, entre las turísticas Isla Mujeres e Isla Contoy.
Uno de los cenotes será explorado a detalle por Friscione y un grupo de buzos, espeleólogos, biólogos y arqueólogos marinos, con ayuda de Robert Ballard, quien descubrió los restos del Titanic en 1989, y su equipo de submarinos, operados de manera remota.
Los cenotes son populares en la Península de Yucatán, se han encontrado algunos ejemplares en medio de la selva, incluso entre las calles de algunas comunidades, pero no se tenía el registro de manantiales de agua dulce a tan larga distancia de la superficie, profundos y, además, con estructura calcárea.
“Me llamó la atención, me metí al hueco y me di cuenta que no tenía fondo: era un hueco infinito”, relató Friscione a la agencia EFE.
Sentía que salía agua dulce porque el agua se siente más fría y había un haloclina, es decir, un cambio en la calidad del agua, que habla de un cambio en la salinidad y se me hizo interesantísimo que del fondo del mar saliera agua dulceRodrigo Friscione/Fotógrafo marino
Aquel hueco infinito era el primero de cinco cenotes marinos hasta ahora descubiertos.
A diferencia del resto del país, en la Península de Yucatán no existen ríos en su superficie, tampoco hay deltas visibles, en cambio, la región tiene un complejo sistema de ríos subterráneos, que transitan entre grutas, cavernas y demás oquedades.
La hipótesis más fuerte es que los cenotes hallados podrían estar conectados al sistema de ríos subterráneos de Yucatán.
Hay una gran red de cenotes, pero nadie sabe dónde salen los miles y miles y miles de litros de agua dulce. Tienen que salir a algún lado porque están fluyendoRodrigo Friscione/Fotógrafo marino
La primera inmersión al cenote marino, ubicado 25 kilómetros de Isla Mujeres y a 30 metros de profundidad, se hizo el 16 de octubre de 2016.
El hallazgo se mantuvo en secreto por poco más de tres años, pues primero quisieron realizar estudios.
Los otros cuatro cenotes se descubrieron luego de varias exploraciones por el lugar. Uno de ellos se localizó en 2017 y el resto en 2019.
URGENCIA POR IR MÁS ALLÁ
Para explorar más a fondo el primer cenote marino, estudiar sus galerías y hacerlo de manera segura, Guillermo de Anda, decano de la arqueología subacuática en México, ya gestiona equipo tecnológico que permita llevarlo a cabo.
De Anda propuso a su colega Robert Ballard, conocido por haber descubierto los restos del Titanic, del acorazado de Bismarck y del trasatlántico RMS Lusitania, se involucrara en el proyecto, pues con su vehículo operado remotamente el cometido sería más fácil y, sobre todo, menos peligroso.
Ballard se mostró “entusiasmado” y aceptó de inmediato. La idea era explorar el cenote durante 2020, pero se atravesó la pandemia del coronavirus, lo cual frenó el proyecto de manera indefinida.
Para este proyecto ya han tocado las puertas de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Concacyt).
Este descubrimiento abrirá un sin fin de líneas interpretativas. El biólogo Rafael de la Parra, director de la asociación civil Ch’ooj Ajauil, ya se encuentra investigando la relación entre estos cenotes y la ruta que sigue el tiburón ballena y las mantarrayas en la región.