“No es lo mismo ver una ofrenda en fotos o videos que en persona”, lamenta la señora Rosa, de Mérida, Yucatán, para quien el Día de Muertos es la fiesta más importante del año, pues tiene ahí un momento para reencontrar a su familia: “los que quedamos y los que ya no están”.
A pesar de que no se lleva tan bien con la tecnología, no quiere dejar pasar un “festejo tan importante y bonito”, por eso está dispuesta a adaptar su tradición a la nueva normalidad, para que, “aunque sea de esa forma”, pueda honrar, con su familia, a quienes se adelantaron en el camino.
Así, esta abuelita yucateca ideó un plan B: no dejará de ir al mercado a comprar las flores de cempasúchil, las velas, el papel picado, la fruta y la comida que sanitizará a conciencia para poner su altar. Ahora no estarán con ella sus nietos, que siempre la visitan para la ocasión, pero les pedirá que ellos también hagan una ofrenda y le tomen fotos para que pueda verlas en Internet."Este año nos vamos a perder de mucho, pero es la única manera ahora”.
Y es que, como dice Rosita, Internet y las redes sociales son útiles para unir a las personas que se aman en la distancia, pero jamás podrán reemplazar la experiencia del Día de Muertos, una fiesta en la que los olores a flor de cempasúchil, incienso y copal son clave para enlazar las almas vivas con las ánimas que vuelven para degustar lo que siempre disfrutaron en vida.
Sin embargo, la pandemia de COVID-19 vino a cambiarlo todo. Para evitar aglomeraciones y contagios, decenas de eventos tradicionales de larga data fueron cancelados y la única alternativa para salvar el Día de Muertos es Internet.
POR PRIMERA VEZ EN DÉCADAS, CANCELADO
Este Día de Muertos será histórico en muchos sentidos. Por primera vez en años, el tradicional Hanal Pixán o Comida de las Ánimas, que se celebra en toda la Península de Yucatán, sólo sucederá en las casas de yucatecos, campechanos y quintanarroenses.
Este 2020 gobiernos estatales, municipales, casas de cultura y universidades de toda la Península de Yucatán abrieron convocatorias para animar a los habitantes a compartir la ofrenda de sus hogares, de manera virtual.
En el municipio maya de Calkiní, Campeche, todas las actividades que incluían la participación de "muchísima gente" serán virtuales, sin excepción, contó a La Razón Alejandro Uc Dzib, de la coordinación de Turismo local.
El Desfile de la Alegría de las Ánimas que reunía a más de 70 compañías y los concursos de altares y catrinas, "no van a ser posibles". Por ello, para no dejar pasar la fecha, desde este 29 de octubre habrá un programa de eventos que serán transmitidos por las redes sociales del ayuntamiento.
La ceremonia del Hanal Pixán y el Festival de las Ánimas que cada año reúne a grupos de jaranas yucatecas, ”será muy reducido" con máximo seis participantes por grupo. Y el 31 de octubre finalizarán los festejos con la Noche de Merienda, que "normalmente se realiza en vivo, con público y música, pero que está vez se hará sin audiencia”.
Pese a ello, no hay temor de que las tradiciones pierdan fuerza, por el contrario, en la comunidad maya "la tradición es muy arraigada. (...) En nuestro municipio es muy familiar y muy aparte de la pandemia sabemos que se va a llevar a cabo en las casas. Y eso nos da gusto”.
En la capital de Oaxaca quedaron prohibidos todos los eventos públicos, lo que afectará a turistas y ciudadanos que disfrutaban de las Muerteadas, altares monumentales y recorridos por las calles del centro histórico. En la región de Valles Centrales no se verán los tapetes de colores con aserrín y flores y a gente vistiendo coloridos trajes para confundir a la muerte. Por disposición oficial, nada de esto podrá realizarse.
La Feria del Hueso, que cada año tiene lugar en Chihuahua, también quedó suspendida, cuando la entidad se convierte en la primera en volver a semáforo epidemiológico rojo, por alto riesgo de contagios.
Incluso en Jalisco, las famosas Fiestas de Octubre, conocidas por sus espectáculos en vivo y ferias se cancelaron este año, y aunque habitantes y turistas esperaban que al menos se realizaran actividades virtuales, esto no pasó.
SÓLO LOS MUERTOS SERÁN BIENVENIDOS EN JANITZIO
La emblemática Isla de Janitzio, en Pátzcuaro, Michoacán, que anualmente se abre a México y al mundo para compartir su tradición de origen purépecha con visitantes foráneos, esta vez sólo recibirá a las ánimas.
Los pasillos de los panteones no verán la misma luz de cera que ilumina las noches del 1 y 2 de noviembre, a las orillas del lago de Pátzcuaro, tampoco sonará la música que amenizaba el gran banquete de muertos.
Lo mismo sucederá en la comunidad michoacana de Tzintzuntzan, donde los espíritus tendrán que pasarla en soledad, pues para estos pueblos no hay alternativa, este 2020 se cortará el contacto entre vivos y muertos.
En la capital michoacana, Morelia, los panteones permanecerán cerrados hasta el 4 de noviembre, y aunque habrá algunas actividades, éstas serán vigiladas y con cupo limitado.
PARA EVITAR QUE EL DÍA DE MUERTOS MUERA
El icónico Desfile de los Muertos de la Ciudad de México es otro evento que pese a su dimensión tendrá que prescindir de las multitudes que cada año acompañan a sus folclóricas comparsas el 1 de noviembre. Para rescatar algo, el público podrá descargar la app móvil Xóchitl, para que, sin arriesgarse al contagio, pueda observar la marcha desde la comodidad de su hogar.
Tampoco habrá festejo en San Andrés Mixquic, en Tláhuac —otro de los pueblos donde la muerte tiene un recreo— Y es que justamente esa comunidad, que pertenece a los pueblos originarios de la CDMX, es una de las zonas en semáforo rojo por un número alto de casos activos de la Ciudad de México.
Pese a todo, el Paseo de la Reforma, la avenida más importante de la capital, ya se pintó del típico color anaranjado del cempasúchil.
En el Bajío mexicano, el Festival de la Muerte de León, Guanajuato, y el Festival de las Calaveras de Aguascalientes, que suponen un motor clave para el turismo, serán transmitidos en plataformas web.
PESE A TODO, AQUÍ LA FIESTA SIGUE
A pesar de la adversidad, algunas festividades resisten, al menos ése es el plan, ya que prevén mantener su agenda presencial bajo medidas de sana distancia e higiene. Es el caso del Festival de las Velas de Uruapan, Michoacán, en pie del 28 de octubre al 1 de noviembre con recorridos guiados, mesas de lectura y conciertos.
El Festival de la Luz en Chignahuapan, Puebla tampoco cancelará la representación de su ritual prehispánico. Sin embargo, las actividades se realizarán con aforo reducido a 30 por ciento.
Uno de los festejos que para fortuna de los vendedores siguió en puerta es la Feria del Alfeñique de Toluca, Estado de México, que tiene más de 100 años de tradición. Esta vez, sin embargo, muy pocos artesanos pudieron volver a sus puntos de venta para exponer sus calaveras de azúcar, puerquitos de piloncillo, frutas y demás dulces de temporada.
Originalmente, la Feria del Alfeñique se llamó así por un tipo de dulce de aspecto frágil, elaborado con caña de azúcar y clara de huevo; sin embargo, en la actualidad, lo que más se vende son las calaveras de azúcar glass y chocolate.
PARA ELLOS, LA PÉRDIDA ES INMINENTE
La cancelación de festivales y megaofrendas también pegará a productores y vendedores de alimentos y artesanías típicas de la temporada, como el pan de muerto, las calaveras de azúcar y las flores de cempasúchil.
Nada será igual ahora para el taller de papel picado de Micaela Rodela, de donde suelen salir cientos de kilos de decoraciones artesanales en papel picado en la comunidad poblana de San Salvador Huixcolotla.
Desde hace dos décadas, el taller Magicel contaba con 30 artesanos que recreaban las figuras del Día de Muertos a granel, para adornar ofrendas domésticas o eventos masivos. Este año, la pandemia recortó el número de manos creativas a la mitad.
La merma de personal se suma a la reducción de ingresos, pues aunque la gente "nos busca, ahora lo hacen menos", ya que al no haber oportunidad de realizar eventos masivos, los habitantes compran pocos adornos y papel picado, "sólo lo de su ofrenda”.
Jesús Hernández, de la panadería San Felipe, coincide en que este año las afectaciones "agarraron parejo" y el sector alimentario no es la excepción. En su negocio familiar, que ofrece pan de muerto cada año a los habitantes de Zitácuaro, Michoacán, las ventas cayeron desde que inició la cuarentena.
Este año, el pan de muerto de azúcar y ajonjolí comenzó a ofrecerse con una semana de retraso porque "todavía no se veía gente que lo comprara".
Bajaron las ventas 50 por ciento, ahora para lo que es temporada de muertos no ha empezado la venta como se esperaba, no había demandaJesús Hernández/Panadero
Jesús no es el único, son decenas los afectados pues, incluso, la tradicional Feria del Pan de Muerto que desde hace un lustro se celebraba en la plaza principal del municipio, este año se hará en un espacio mucho más reducido, "aunque eso sí, con las medidas de sana distancia".
"Era un evento que atraía gente de todos los municipios aledaños. Este año nos dieron un espacio más reducido, y lo entendemos por la situación actual. (...) Muchos compañeros decidieron no participar porque no se verá la misma venta", explicó.
LOS CAÍDOS DE LA PANDEMIA, SIN SU PRIMER DÍA DE MUERTOS
México está cerca de las 90 mil defunciones por COVID-19. Ninguna de las personas que sucumbió por esta nueva enfermedad pudo ser despedida con los mismos honores con los que las familias también suelen encontrar consuelo, rodeados de personas solidarias que las acompañan en su dolor.
Este escenario se repetirá todavía este 1 y 2 de noviembre, cuando, ocho meses después de instalada la pandemia en nuestro país, el riesgo aún es latente.
Otro homenaje en casa, además necesario para evitar que más seres queridos tengan que partir al cielo o al purgatorio, como sugiere la fe cristiana, al Mictlán, como llamaban los mexicas al inframundo, o a donde quiera que terminemos todos, sin excepción, desde nos aferraremos a la vida, en el recuerdo de quienes permanezcan.