Son las 10 de la mañana del domingo 15 de noviembre, en el amplio corredor de comunidades de la colonia Gaviotas Sur, en Villahermosa, la capital de Tabasco, no cesa el peregrinar de damnificados en busca de comida o medicinas que les ayuden a paliar la aflicción de vivir sumergidos ya por más de 15 días.
Y es que no sólo enfrentan la inundación, que ya es una tragedia de gran escala por sí misma, miles de personas deben cuidarse de ladrones y de grupos de malhechores que andan al acecho de las casas abandonadas, para despojarlas; además, por si fuera poco, una pandemia que tiene a la entidad como la décima en el país con el mayor número de casos.
En albergues y en centros de ayuda, una enorme fila espera por horas la ayuda que proveen las autoridades o los grupos civiles voluntarios. Si bien hay manos para ayudar, la gente se queja de que no hay suficiente organización, hay grupos de pobladores que acaparan las despensas, incluso algunos tráileres llenos de víveres tuvieron que retirarse porque se hace imposible la entrega por la aglomeración de las personas, a quienes ya no les importa la propagación del Covid-19. Lo urgente es sobrevivir.
En esa fila kilométrica está don Manuel, quien acude herido del brazo; lo asaltaron la noche anterior y le quitaron el poco dinero que guardaba. La delincuencia de la zona es una de las razones por las que mucha gente no quiere dejar su casa. Pueden estar más seguros en un albergue, pero su patrimonio está ahí y prefieren soportarlo todo para defenderlo o intentar rescatar lo que quede.
Ahorita tenemos problemas de infección en piernas y pies por tantos días caminando entre el agua, tenemos miedo del dengue, no hay paracetamol ni miconazol, ya hemos pasado calenturas y diarreasTeresa del Carmen, Damnificada, 51 años
Teresa del Carmen, de 51 años, intenta de a poco limpiar su propiedad. Lleva una semana acampando con tres de sus hijos en la azotea, junto a gallinas y perros, soportando la picadura de mosquitos y el hedor. Las aguas del río de la Sierra, que se encuentra a escasos metros de donde vive, desbordaron en esta zona a más de un metro de altura.
En entrevista para La Razón, Teresa contó cómo con sus vecinos más cercanos se organizó para pagar cayucos (como llaman a las embarcaciones menores) para ir a comprar medicinas. “Ahorita tenemos problemas de infección en piernas y pies por tantos días caminando entre el agua, tenemos miedo del dengue, no hay paracetamol ni miconazol, ya hemos pasado calenturas y diarreas”.
Cerca de Teresa del Carmen, Gaspar Morales y su esposa Rosa Pérez, de 69 y 68 años de edad, estuvieron cuatro días sin energía eléctrica, la pareja tuvo que refugiarse con vecinos que tienen una casa de dos plantas. Ya no ven la hora en que bajen las aguas para ir a recuperar su hogar; tienen problemas de abastecimiento y han retrasado el control de su diabetes en los centros de salud. Aún así, con todo y que ellos también son damnificados, pusieron al servicio de la comunicad su cayuco, para rescatar a otras personas, entre ellas a una mujer embarazada que dio a luz en estos días.
Tabasco vive hoy un estado de alerta, como reconoció el propio gobernador, Adán Augusto López, quien también anunció la entrada de 50 brigadas epidemiológicas para evitar la propagación de más enfermedades. La entidad suma 35 mil 691 casos confirmados de Covid-19 y 3 mil 90 personas fallecidas.
Aunque no hay un número exacto de damnificados infectados, al menos 10 de ellos, quienes se presentaron en los albergues, dieron positivo a la pandemia.
A esto se suma una nueva alerta de lluvias que amenaza con derramar hasta 150 milímetros de agua adicional durante los próximos tres días, por la entrada del frente frío número 13.
PRESIDENTE GARANTIZA REPARACIÓN PARA LO MÁS POBRES
El Ejecutivo federal, Andrés Manuel López Obrador, anunció ayer que se repararán todos los daños ocasionados a los pobladores de Nacajuca, Centla y Jalapa, en Tabasco, luego de que se tomó la decisión de inundar a las zonas más pobres y proteger a Villahermosa, con lo que emitirá un decreto para garantizar que no haya más inundaciones que golpeen a la región.
“Esta situación de optar entre inconvenientes, que a mí me duele mucho, es porque no ha habido un buen control de las presas (…) ya no va a ser la generación de energía eléctrica lo principal, sino la de la protección civil”, declaró ayer en su conferencia mañanera.
El Presidente reconoció que tomó la decisión de desfogar agua de la presa Peñitas hacia las comunidades más pobres de Tabasco, porque “si no cerrábamos esa compuerta de El Macayo, Villahermosa se hubiese inundado completamente, estamos hablando de más gente”.
Con información de Sergio Ramírez