A sus escasos 11 años, uno de sus mayores anhelos era saludar al gobernador y agradecerle personalmente su apoyo, por eso ese jueves se levantó muy temprano, se escurrió entre la gente y apartó un asiento en la primera fila del evento realizado en el municipio de Huixtla, en la costa de Chiapas.
La menor estaba emocionada y nerviosa, porque sabía que esa fila de asientos era para funcionarios y personas importantes, sin embargo, a pesar de las miradas fulminantes no se inmutó, solo volteaba el rabillo del ojo con discreción.
Cuando llegó el gobernador no sabía qué hacer, porque todos se pusieron de pie y aplaudían sin cesar. No sabía cuál era el siguiente paso de su plan, por lo que se armó de valor y se acercó al señor del micrófono.
—Quiero decir unas palabras —le dijo.
—Dile a aquel señor que está allá —repuso el del micrófono.
Estuvo a punto de claudicar en medio de aquel bullicio, pero pudo más su corazón de niña, de tal manera que le dieron un espacio dentro del programa oficial.
—Sabes lo que vas a decir —le preguntaron.
—¡Sí! — contestó con una risita nerviosa.
Regresó a su asiento. De pronto, un muchacho le llevó el micrófono. Se puso de pie un poco nerviosa ante un silencio sepulcral que es capaz de aniquilar a quien no está acostumbrado a hablar en público. Había mucha gente, funcionarios en el pódium y el gobernador de frente, esperando las palabras de ella.
Al fin, la menor sacó una hoja de papel de su bolsa y comenzó a leer: “gobernador, hoy le quiero dar las gracias, porque gracias al apoyo de usted, me encuentro casi rehabilitada y llena de vida”, expresó a través de una lectura fluida.
Y es que hace tres meses la niña sufrió un accidente en el que su hermana menor perdió la vida y ella quedó gravemente herida, por lo que el gobernador envío un helicóptero para que fuese trasladada a un hospital de primer nivel.
“Hoy puede ver usted que después de tres meses, aquí estoy caminando y con mucha alegría por seguir viviendo”, externó la niña.
“Quiero pedirle un favor muy especial, espero me lo conceda, cuando yo sea grande quiero estudiar la carrera de Medicina para salvar muchas vidas y quiero pedirle de favor que cuando yo me reciba de la carrera como doctora, usted sea mi padrino”, pidió la niña.
El gobernador, Rutilio Escandón, quedó totalmente anonadado y no pudo más y bajó del pódium a abrazarla.
—No solamente acepto ser su padrino —admitió el gobernador ante un público que se desbordó en aplausos— sino que voy a ser su paciente, porque me va a cuidar cuando sea doctora. Desde este momento seré su padrino, atajó.
Finalmente dijo: “Nosotros nos propusimos, desde que empezó este gobierno, que las aeronaves, helicópteros y aviones, estén al servicio del pueblo de Chiapas y así seguirá siendo”. La gente seguía aplaudiendo.
JVR