Pasaron cinco semanas de haber visto esas imágenes que nos dejaron con un hueco en el corazón. Un día que debía ser de alegría y celebración, terminó en una tragedia que hoy deja marcada para siempre la vida de Regina Nolasco Becerril, una menor de 13 años que hoy ya no cuenta físicamente con sus padres.
¿La razón? Ella, junto con sus padres, viajaba en el globo aerostático que se incendió y cayó en Teotihuacán hace poco más de un mes. Regina fue trasladada a un hospital y luego de estas semanas, rompe el silencio y comparte un poco sobre lo que vivió esa mañana en la que celebraban, además, el cumpleaños de su mamá.
'Era consciente que mi mamá había muerto'
En una entrevista para Univisión, Regina narra cómo es que se dio cuenta que el globo estaba incendiando y, lo peor, fue consciente de que su madre ya había muerto, luego de haberse lanzado de una altura aproximada de 10 metros.
"Mi mamá grita, mi papá grita, yo grito. Pues arde, porque te arde el impacto, y más aparte te empiezas a quemar. Y mi mamá cae. Cae al lado mío y no se para. Para eso me paro, le empiezo a gritar a la gente '¡Ayuda, ayuda!'. Todos se me quedan viendo sorprendidos. Pasaron dos minutos y escucho los gritos de mi papá. El globo arriba, veo cómo se está incendiando y fue un dolor sorprendente, porque era consciente que mi mamá ya había muerto", compartió la menor, hablando de Viridiana, su madre, de 39 años.
'No quería vivir, quería estar con mis papás'
Desde su casa en la Ciudad de México en donde se recupera de las quemaduras y las fracturas que sufrió al caer el globo aerostático, Regina contó que aunque vio cómo fue que su mamá ya no se encontraba con vida, le partió el alma escuchar cómo es que José, su padre, un hombre de 50 años, gritaba ante el dolor, suplicando por ayuda.
"¿Por qué mi papá tuvo que sufrir así? Porque escuché sus gritos, escuché como pedía ayuda, cómo sufría. Me dicen: '¿viste al piloto?'. No, no lo vi. No sé en qué momento se aventó, fue antes de mí, me imagino porque cuando yo estaba abajo no, no se aventó", relata con la voz quebrada.
Aunque ha recibido apoyo por parte de su familia, el único pensamiento que tiene Regina es el de reunirse algún día con sus papás.
No quería vivir, ni porque estuvieran mis tías, mi primo, no quería vivir, me quería morir y estar con mis papás. No tengo miedo a la muerte, sé que mis papás están ahí, esperándome en algún momento y me quedo con la enseñanza de que el mundo puede cambiar así...".