El estado de Morelos se encuentra en una “grave crisis en materia de derechos humanos”, de la cual es responsable el Gobierno del estado “ya sea, en el mejor de los casos omisiones y en el peor por complicidad con la delincuencia organizada”, afirmó el presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la entidad, Raúl Israel Hernández Cruz.
En entrevista con La Razón, el ombudsman dijo: “Mientras no se tenga un gobierno con un liderazgo que entienda esto, un gobierno que asuma la responsabilidad de conducir los destinos de un estado, pues muy difícilmente se podrá salir de la grave situación de esta crisis en materia de derechos humanos que hay aquí en Morelos”.
En cuanto a los elevados índices delictivos que se presentan, Hernández Cruz apuntó que no es que haya fallado la estrategia de seguridad, sino que no hay estrategia.
“No hay una estrategia de seguridad, también es algo que he dicho, no es que cambien la estrategia, es que no hay estrategia de seguridad, ha dicho el Gobierno del estado que se sigue la estrategia de seguridad del Gobierno federal, pero la estrategia del Gobierno federal no sustituye ni releva la responsabilidad del gobierno del estado”.
El funcionario explicó que en Morelos las mayores quejas son presentadas por abusos en el sistema penal, uso excesivo de la fuerza, detenciones arbitrarias, actos de tortura, y otros, y en su mayor parte están dirigidas a la Comisión Estatal de Seguridad”.
Morelos es un estado cuyas instituciones odian a las mujeres; aquí las mujeres viven en una sociedad que viola sus derechos humanos en los distintos ámbitos y, desde luego, la peor expresión es la violencia feminicidaRaúl Hernández, Ombudsman de Morelos
Respecto a la violencia de género, el ombudsman afirmó: “Morelos es un estado cuyas instituciones odian a las mujeres; aquí las mujeres viven en una sociedad que viola sus derechos humanos en los distintos ámbitos, y desde luego, la peor expresión es la violencia feminicida, es la que más preocupa, pues porque el valor que está en juego es la vida misma”.
Sin embargo, dijo, no es el único espacio en donde las mujeres sufren de violencia, pues la Comisión de Derechos Humanos de Morelos ha integrado investigaciones y emitido recomendaciones por abusos en los ámbitos civil, político, laboral, económico y familiar.
Apuntó que los ciudadanos de Morelos están “frente a un gobierno que no se ha tomado en serio su responsabilidad, que no ha asumido un liderazgo y que se ha encargado de repartir culpas entre los ayuntamientos, la Fiscalía la Federación”.
Pero lo cierto, acotó, es que si bien hay una corresponsabilidad en materia de seguridad pública entre Federación, estados y municipios, lejos de estar echando la bolita el gobierno estatal debe asumir su papel en el ámbito de su competencia para lograr el bienestar de las personas.
El presidente de la CDHM señaló que el gobierno encabezado por Cuauhtémoc Blanco no ha hecho la inversión necesaria en tecnología e inteligencia en materia de seguridad, lo que ha llevado a que tengan cero detenciones en flagrancia por feminicidios y otros delitos, lo cual es grave.
Añadió que en Morelos debería haber seis mil 666 cámaras de vigilancia de acuerdo con la cantidad de población, pero sólo se cuenta con mil 500.
De acuerdo con el informe anual de la CDHM, los principales motivos de las quejas recibidas en el 2022 fueron abuso de autoridad, falta de acceso a una vida libre de violencia, discriminación, violación al derecho de petición, desabasto de agua y otros.
Y en lo que va de este 2023, seis municipios de la zona centro concentran los mayores expedientes, de acuerdo con el ombudsman.
“Cuernavaca, Temixco, Jiutepec, Xochitepec, Emiliano Zapata y Huitzilac son los municipios de donde más acuden a las oficinas a presentar sus quejas”, apuntó.
Consideró que esto en parte se podría deber al hecho de que se trata de municipios conurbados en donde es más fácil acudir a las oficinas, pues los habitantes de regiones rurales deben gastar tiempo y dinero para hacerlo.
Sin embargo, agregó, ya hay formas de presentar denuncias de manera electrónica, para la gente que no se puede desplazar de su lugar en que habita.