Vivir la experiencia del K'uínchekua es algo que no te puedes perder, se trata de la concentración de la música y danza de Michoacán.
La zona arqueológica de Tzintzuntzan se convierte en el escenario perfecto para resaltar las tradiciones de las ocho regiones que componen el estado.
Cabe mencionar que este espectáculo está a cargo de miembros de cada una de las comunidades que han trabajado para que sus tradiciones no se pierdan, pasando sus conocimientos ancestrales de generación en generación.
En este espectáculo la comunidad se vuelve la voz, la danza y la música de cada comunidad y lo exponen al mundo, para que este las descubra y la disfrute.
La caminata para llegar al escenario en donde tiene lugar este espectáculo se cubre de azules, morados y colores cálidos que hacen sentir que viajas al pasado.
Tres mil personas se dan cita cada noche para vivir la experiencia del 15 al 17 de marzo.
Una de las piezas que más se puede resaltar es la ceremonia del fuego nuevo y el juego de pelota, mismo que forma parte de la mitología p'urtépecha.
En este espectáculo la valentía de los participantes deja maravillados a chicos y grandes.
Se debe mencionar que en “la fiesta grande” los participantes también buscan rescatar y resaltar su lengua, Purepecha, por lo que en cada ocasión que se cuenta una historia o hay una participación oral es en esta lengua.
Los más jóvenes de la comunidad tuvieron su momento en la danza de Tsapichus de la comunidad de Sicuicho, en la danza conocida como “danza de pequeños” en dónde con mucha gracia y respeto interpretaron las piezas originarias de su comunidad.
Cabe mencionar que los niños tuvieron participación en casi cada pieza que se mostró, con la intención de preservar las tradiciones que vienen de generación en generación.
La tradicional danza de Los Viejitos de Jarácuaro no podía faltar, se debe mencionar que es una de las representaciones más significativas de la cosmovisión de los purépechas, es una danza agrícola donde los danzantes con su particular baile le piden permiso a la tierra para sembrar la semilla del maíz.
Los vestuarios también son obra de los artesanos michoacanos, que con sus colores y detalles hacen que cada momento sea único.
Cada pieza artística está acompañada de una sorpresa que puede ir desde juegos artificiales, hasta drones que acompañan y dan un toque adicional al espectáculo.