El Gobierno del Estado de México, encabezado por Delfina Gómez Álvarez, modernizará dos macroplantas de tratamiento de aguas residuales que operarán con nueva tecnología para garantizar la disponibilidad y suministro del líquido a la población mexiquense, luego de años de abandono por administraciones priístas.
Las macroplantas tratadoras de aguas residuales en Toluca Norte y Oriente benefician principalmente a los municipios de Metepec, San Mateo Atenco, Lerma y la capital mexiquense. De esta manera se toman acciones para enfrentar la sequía que padece el territorio a nivel nacional, derivado de factores como el cambio climático.
Con la operación de estas obras de infraestructura hidráulica, a cargo de la Secretaría del Agua del Estado de México desde el pasado 10 de abril, inicia una era de aguas regeneradas que dará paso a un nuevo modelo de gestión de agua en pleno siglo XXI, ya que anteriormente utilizaban el sistema de lodos activados, que consiste en un proceso aeróbico en el que se utilizan bacterias, algas y hongos para depurar la materia orgánica.
En la administración de la Gobernadora Delfina Gómez Álvarez, las aguas residuales serán tratadas, saneadas y regeneradas usando nuevas tecnologías como: hibridación de métodos aerobios y anaerobios; aplicación de nanoburbujas que duplican la efectividad para remover contaminantes como las grasas y aceites.
Las macroplantas, con las que cuenta la cuenca del río Lerma, también emplearán humedales de tratamiento y pulimento para remoción de metales pesados y microplásticos, reproduciendo métodos naturales de saneamiento, así como sistemas de bombeo más eficientes enérgicamente y equipos de desinfección más seguros.
Con los gobiernos anteriores emanados del PRI y la opacidad en el manejo de millonarios recursos, se descuidó la infraestructura de estas plantas de tratamiento que funcionan a menos de un 80 por ciento de su capacidad.
Pese a la asignación de recursos suficientes para su mantenimiento, las macroplantas Toluca Norte y Oriente, con capacidad de mil 250 litros por segundo y de mil litros por segundo, respectivamente, se volvieron obsoletas, ya que no incumplieron su función de reciclar el agua dejándola con la mayor cantidad de impurezas. Problemas de salud, contaminación ambiental y malos olores son consecuencia de que los desechos no sean bien procesados.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares del INEGI 2018 y 2022, en el 2018 el 57.8 por ciento de la población mexiquense tenía disponibilidad diaria al líquido; y en el 2022, hubo una disminución al 51.7 por ciento.