Momentos después de que la detonación controlada de un artefacto explosivo que había sido dejado afuera de las instalaciones de la Novena Zona Militar, con sede en Culiacán, provocara pánico entre la población y el desalojo del Hospital del ISSSTE, el gobernador Rubén Rocha Moya llamó a “no dejar que nos gane el miedo”.
Y dos horas y media después fue asesinado a balazos Jorge Peraza Bernal, propietario del restaurante La Chuparrosa Enamorada, uno de los más conocidos de la capital, ubicado en el sector Bacurimí, negocio que fue incendiado hace menos de una semana por hombres armados.
Ayer, poco antes de las 8:00 horas, las autoridades recibieron el reporte de que junto a la barda de la Novena Zona Militar estaba un artefacto con cables, que parecía ser una especie de granada.
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El hallazgo provocó una impresionante movilización de fuerzas del orden de los tres niveles de Gobierno, mientras que el Hospital del ISSSTE que se encuentra cercano a la zona fue desalojado y la circulación en avenida Heroico Colegio Militar fue cerrada.
Personal del Ejército especializado en manejo de explosivos acudió a recoger el artefacto, el cual fue introducido a las instalaciones de la Zona Militar, en donde minutos después fue hecho estallar en forma controlada.
La explosión generó un estruendo que se escuchó en varias de las colonias cercanas, muchos de cuyos habitantes salieron de sus casas desconcertados, mientras otros compartían en redes sociales el pánico que sentían, ya que un día antes también se escucharon fuertes estallidos y no había información oficial.
Los cibernautas se referían a la detonación, también controlada, que militares hicieron de un artefacto casero que fue dejado cerca de la plaza comercial Loma Linda, y con el cual un solitario asaltante sorprendió a una cajera de Banco Coppel. El reporte sobre esta bomba artesanal provocó el desalojo de 812 personas del centro comercial.
Pero además de esa detonación, el domingo también se escucharon al menos otras siete, en la zona del fraccionamiento Valle Alto, las cuales obedecieron a estallidos provocados por elementos del Ejército durante el cateo a una residencia del lugar.
Interrogado sobre el artefacto hallado ayer, el gobernador Rubén Rocha minimizó el hecho y llamó a “no dejar que el miedo nos gane”. Reiteró su exhorto a la población a salir a la calle ya a realizar todas las actividades de manera normal, porque, dijo, “Sinaloa debe estar de pie”.
“A lo que llamo yo es a que, en colectivo, tengamos la fortaleza y la certeza de lo que estamos viviendo y nos apropiemos de nuestros espacios, yo se los digo, salgan a la calle, manden a sus hijos a las escuelas”, enfatizó.
Rocha Moya reconoció que se detectaron dos artefactos explosivos entre domingo y lunes. Dijo que eso “nos mortifica”, pero agregó que los explosivos eran de fabricación casera; “no son ni siquiera tirados por drones”.
“Nos mortifica, porque son indicios y hay que cuidarnos, estuve platicando con el general Briseño (Guillermo Briseño, comandante de la Tercera Región Militar) y estuvo explicando cómo se elaboran y que se ha detectado elementos muy simples para hacerse, no tienen gran alcance, pero generan temor”, dijo el gobernador.
Durante su conferencia semanal de ayer, Rubén Rocha aseguró que en Sinaloa las cosas están regresando a la normalidad, gracias a que se tiene un operativo debidamente plantado en el territorio.
“Estamos recobrando la vida, sana, tranquila, yo le digo a la gente que, por fortuna, más allá de algunos daños que tienen que ver con civiles y que no tienen que ver con los pleitos entre grupos delincuenciales, no se está afectando a la ciudadanía”, dijo el gobernador.
Rubén Rocha afirmó que “los homicidios están bajando, ya son menos, ya son dos, cuatro… hoy tenemos siete”. Minutos después, el secretario de Seguridad Pública, Gerardo Mérida Sánchez, presentó un informe en el que aseguró que, del 9 de septiembre, cuando inició la crisis, al 3 de noviembre, sólo hubo 46 muertos, a pesar de que este medio documentó en su edición de ayer que ya van más de 300.
Unas dos horas y media después de que terminó la conferencia de prensa, fue asesinado a balazos el empresario Jorge Peraza Bernal, quien apenas el miércoles de la semana pasada había recibido un reconociendo de la Canirac, por su trayectoria de varias décadas en la industria de los alimentos.
Un día antes, su restaurante La Chuparrosa Enamorada —uno de los más conocidos de Culiacán— fue incendiado por hombres armados, aunque la Fiscalía General del estado descartó que el siniestro haya sido intencional.
Tras recibir el reconocimiento durante el Congreso anual de la Canirac, el hombre de 76 años de edad pronunció un discurso, durante el cual afirmó que su familia se repondría de la destrucción intencional de su restaurante y que todos renacerían “como el Ave Fénix”.
Pero cerca de las 15:00 horas de ayer, un familiar reportó al 911 que Jorge Peraza había sufrido un atentado en el interior de su casa, ubicada entre Bacurimí y Villas del Río, a un lado del canal Rosales, en la ciudad de Culiacán.
Cuando los cuerpos de rescate llegaron, descubrieron que el empresario ya no presentaba signos vitales.