El 9 de noviembre, varios hombres armados ingresaron al bar Los Cantaritos, ubicado en el Centro Histórico de la ciudad de Querétaro, y dispararon contra un grupo de comensales, lo que dejó un saldo de diez muertos y 13 lesionados.
Esta agresión provocó una gran conmoción tanto en el estado de Querétaro como a nivel nacional, debido a la cantidad de víctimas, todas jóvenes, que ese día habían acudido a divertirse al antro de referencia.
Tras el ataque, autoridades de los tres niveles de Gobierno pusieron en marcha un operativo en busca de los responsables y lograron detener a una persona que trató de impedir que las fuerzas del orden realizaran su labor.
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El gobernador de Querétaro, Mauricio Kuri González, subió un video a sus redes sociales mediante el cual aseguró que no habría impunidad en lo que calificó como “acto brutal”.
“Reitero a la sociedad queretana que habrá castigo para los responsables de este acto brutal, seguiremos blindando nuestras fronteras y manteniendo la seguridad de nuestro estado”, afirmó el mandatario.
El establecimiento fue clausurado, así como al menos otros 20 centros de diversión nocturna, varios de ellos manejados por el mismo grupo empresarial, debido a que incumplían con las normas en materia de seguridad y protección civil.
Dos días después de la agresión se pudo saber que el objetivo de los sicarios era Fernando González Núñez, de 31 años de edad, alias La Flaca, líder de la plaza de Querétaro del Cártel Jalisco Nueva Generación.
El 21 de noviembre, la Fiscalía General del estado detuvo a dos hombres por su presunta participación en la matanza del bar, los cuales fueron vinculados a proceso por los delitos de homicidio calificado y homicidio en grado de tentativa.