En los últimos años, la contaminación atmosférica en el Área Metropolitana de Monterrey ha alcanzado niveles alarmantes, con varios municipios reportando en 2024 concentraciones históricas de partículas PM2.5 suspendidas en el aire. Ante esta creciente preocupación, las autoridades de Nuevo León han comenzado a implementar medidas para enfrentar la crisis ambiental.
Luego de que investigaciones periodísticas revelaron la presencia de metales pesados en zonas cercanas a escuelas, presumiblemente provenientes de actividades industriales, organismos como el Observatorio Ciudadano de la Calidad del Aire y grupos vecinales han solicitado a la Procuraduría Estatal de Medio Ambiente que tome cartas en el asunto. En respuesta, la PROFEPA clausuró recientemente las instalaciones de Zinc Nacional en San Nicolás, tras comprobarse altos niveles de plomo, cadmio y arsénico en muestras tomadas de viviendas y escuelas cercanas.
Además, el gobierno de Nuevo León ha subrayado la importancia de continuar trabajando de manera conjunta con Pemex, particularmente con la refinería de Cadereyta, para asegurar que la planta cumpla con las normativas ambientales vigentes. Las autoridades buscan garantizar que las operaciones de la refinería sean sostenibles y se alineen con las mejores prácticas en cuanto a control de emisiones contaminantes, de manera que se proteja tanto el empleo local como la salud pública.
En paralelo, senadores de Morena de Nuevo León presentaron un punto de acuerdo ante la Cámara de Diputados para exigir a empresas de diversos sectores, así como al gobierno estatal, la emisión de informes periódicos sobre la importación de desechos tóxicos en la entidad, que podrían poner en riesgo la salud de la población.
Las partículas PM2.5, debido a su pequeño tamaño, no solo son peligrosas por su capacidad de penetrar profundamente en los pulmones, sino que también tienen una notable persistencia en la atmósfera. Estas partículas pueden permanecer suspendidas en el aire durante largos períodos, dependiendo de las condiciones meteorológicas, como la velocidad del viento y la humedad. Esto significa que su exposición no es solo un problema temporal, sino que puede mantenerse durante horas o incluso días, afectando a las personas de manera continua, especialmente en zonas urbanas densamente pobladas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha alertado sobre los riesgos asociados a las partículas PM2.5, debido a la toxicidad y a su tamaño diminuto (menos de 2.5 micrómetros de diámetro), que les permite penetrar profundamente en los pulmones y llegar al torrente sanguíneo. La exposición prolongada a estas partículas se asocia con enfermedades respiratorias y cardiovasculares, como asma, bronquitis crónica, infartos y cáncer de pulmón. Además, afecta el desarrollo cognitivo en niños y agrava condiciones de salud en personas mayores.
La combinación de estas partículas con metales pesados, como el plomo y el arsénico, aumenta el riesgo para la salud de la población, ya que estos contaminantes son altamente tóxicos. Su exposición puede provocar daños irreversibles en el sistema nervioso, afectar el desarrollo infantil y causar problemas renales o inmunológicos.
Ante esta situación, las autoridades de Nuevo León han confirmado que seguirán implementando medidas para reducir las principales fuentes de contaminación, con el objetivo de mejorar la calidad del aire y proteger la salud pública en la región.
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LMCT