El segundo día de la campaña de vacunación antiCovid de adultos mayores en Ecatepec transcurrió en medio de fallas de logística, desinformación, retrasos, inconformidad y hasta la renuencia de muchos a creer en lo que decían las autoridades.
Los problemas comenzaron desde la noche del lunes, cuando el ayuntamiento informó, ya muy tarde, a través de sus redes sociales (donde pocos adultos mayores tienen acceso), que sólo operarían dos módulos de vacunación y no cinco, como estaba previsto.
Los que alcanzaron a enterarse evitaron acudir; otros, quienes no vieron el anuncio, sí se presentaron, y unos cuantos más bloquearon la avenida Central, para exigir la apertura de más centros.
Desde temprana hora, decenas de adultos mayores, acompañados por familiares, se manifestaron bajo el sol a las afueras del Centro Cívico Río de la Luz, lo que provocó afectaciones viales.
Gabriela López, quien acompañó a su tía a recibir la vacuna, denunció a La Razón que “no sólo fue a esperar por horas en el frío de la mañana y luego el solazo de la tarde”, sino que padeció de la incertidumbre “porque en ningún momento supe que hubo cambios” en la logística.
Y es que no fue sino hasta las 23:45 de la noche del lunes, cuando las autoridades informaron del ajuste en la campaña.
“¿Por qué cancelaron la vacuna en Río de la Luz? Si es un punto que está en la lista. No jueguen con la salud de la gente”, reprochó en Twitter un usuario, identificado como Édgar Hernández.
“Es una vergüenza que tengan a la gente esperando toda la noche y todo el día, qué mala organización”, dijo Maricela Galindo ante la falta de información por parte de las autoridades.
No fue sino hasta el mediodía cuando abrió sus puertas el módulo de la colonia Melchor Muzquiz, y alrededor de las 14:00 horas el Centro Cívico de Río de la Luz, luego de horas de manifestaciones.
En una entrevista radiofónica, el coordinador del Instituto de Salud del Estado de México (ISEM), Javier Lozano, reconoció fallas y señaló que éstas se debieron a “una falta de comunicación” con la Secretaría del Bienestar del Gobierno Federal.
José Salazar, de 64 años, llegó desde el lunes 22 a las 9 de la mañana al Centro Cívico Río de Luz; se equipó con una silla, dos bancos y una gruesa chamarra; su familia se encargó de acarrearle el desayuno, la comida y hasta la cena; además pagó cinco pesos a la dueña de una casa cercana cada que necesitó ir al baño.
En las primeras horas de la madrugada, a José, como a cientos de personas que llegaron a formarse, se le informó que no habría vacunas en ese centro, pero él, como muchos, decidió quedarse; no creyó y prefirió permanecer sentado, debajo de un letrero que decía: “Deberá esperar a que le llamen para que se le indique el centro de vacunación, el día y el horario en que debe acudir”.
Tampoco se movió cuando la mañana de ayer vecinos se organizaron para cerrar la avenida Central, lo que provocó una carga vehicular como en los peores días antes de la pandemia.
Las protestas obligaron al traslado de servidores de la nación y médicos a otro sitio; no volvieron hasta las 13:40 horas.
“¡Ya llegó Jesús!”, gritó un joven entre la multitud, mientras un camión llegaba con varios servidores de la nación, seguido de un convoy de la Policía Municipal.
“Sí da gusto”, dijo José, al ver que llegaba el personal de salud, “sabíamos que sería complicado porque hay mucha gente que quiere ser vacunada, pero valdrá la pena la espera” comentó entusiasmado.
Hace cuatro meses él y otros familiares se contagiaron de Covid, “desgraciadamente mi hermano no aguantó, me hubiera gustado que él también viniera”. Luego de 30 horas , José se marchó a casa con la vacuna en su cuerpo.