El pasado jueves, José Rosas Aispuro entregó a Esteban Villegas el Gobierno de Durango con una situación financiera que refleja un estado en bancarrota, con una deuda pública que casi se duplicó, al pasar de 13 mil millones a 23 mil millones durante su sexenio, con adeudos a la Universidad Autónoma de Durango y a proveedores y sin recursos disponibles para pagar la nómina estatal.
El propio gobernador entrante, Esteba Villegas, durante su toma de posesión hizo alusión a la “situación catastrófica” en que se encuentran las finanzas y afirmó: “nuestra tierra está en números rojos, atraviesa por enormes dificultades y no será tarea sencilla”.
Dos días antes del cambio de mando, —el 13 de septiembre— la coordinadora del equipo de transición, Marcela Andrade Martínez, había comparado la situación con una familia en donde “ya las tarjetas de crédito están al tope, donde el de la tiendita ya no nos fía, e incluso donde debemos una hipoteca y pues ya estamos a punto de perder la casa”.
Ese día, Andrade Martínez afirmó: “Hay un problema financiero grave que se ve reflejado en temas de, por ejemplo, no completar el pago de nómina”.
Añadió: “Hoy un crédito bancario para el gobierno, dada la calificación que tiene, simplemente no nos da esa posibilidad, porque el comportamiento que hemos tenido en la parte crediticia no nos permite generarlo o si se genera sería muy muy caro bajo intereses bastante altos”.
Luego aportó cifras: el pasivo en el sector educativo es de dos mil 800 millones de pesos que se debieron usar en mejoramiento de la infraestructura y que incluyen los salarios de los profesores.
Además, la administración de Rosas Aispuro le debe 320 millones de pesos a la Universidad Autónoma de Durango y 544 millones a la Sección 44 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación. Y les quedó a deber 200 millones de pesos a los 39 municipios que conforman la entidad.
Días antes de la toma de posesión, los medios estatales se veían inundados de reclamos de proveedores, quienes acusan adeudos por cerca de 600 millones de pesos.
Seis años después, quedó nulificado el lema de campaña de José Rosas Aispuro: “Vamos por un nuevo Durango”. De acuerdo con cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en los últimos cuatro años la cantidad de duranguenses en pobreza extrema creció a más del doble, al pasar de 38 mil 500 a 79 mil 600.
Los datos del organismo hablan de que actualmente, el 62 por ciento de la población tiene al menos una carencia social. Y el 51.1 por ciento tiene una percepción económica inferior a la línea de pobreza por ingresos.
La administración de Rosas Aispuro concluyó el pasado jueves sin que hubiera logrado cumplir varios compromisos de campaña, entre ellos la edificación del puente Francisco Villa.
Originalmente esta obra costaría 218 millones de pesos; al paso del tiempo la cifra se elevó a 600 millones, pero el gobierno de Rosas Aispuro terminó sin que el puente fuera terminado.