A días de la visita del Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, a Oaxaca, autoridades del puerto de Salina Cruz, en el Istmo de Tehuantepec, cerraron todos los accesos para evitar la entrada de foráneos que no realicen labores esenciales, con el fin de reducir la movilidad y evitar la propagación del Covid-19.
Desde muy temprano, ayer, elementos de corporaciones de seguridad municipales y de la Guardia Nacional se plantaron para bloquear los tres accesos, localizados en el tramo que va de Salina Cruz a Huilotepec, en el que colinda con San Mateo de Mar, y el que conduce a Salinas del Marqués.
Entre las drásticas órdenes está que quienes ingresen por motivos esenciales —por ejemplo que laboren en el puerto pero provengan de otro municipio— deberán acreditar su acceso con una identificación oficial y una del sitio donde laboran, y en el caso de quienes acudan por una urgencia, entrarán, pero escoltados por los miembros de seguridad en motocicletas hasta su destino.
Además, se impondrán multas a quienes intenten burlar los filtros de ingreso, que estarán vigentes por lo menos hasta el próximo viernes 24 de julio, en caso de que los contagios disminuyan, anunció el alcalde de Salina Cruz, Juan Atecas.
“Quiero pedirles a mis paisanos del Istmo, con todo respeto, que a partir de las 02:00 de la mañana del día de hoy (miércoles) no es conveniente llegar al puerto de Salina Cruz. No es bueno venir al puerto porque no solamente ponen en riesgo la vida de los habitantes de aquí sino también la de su familia”, advirtió el edil, quien, por cierto, no hace mucho anunció que se curó del coronavirus, luego de informar que dio positivo a la enfermedad el pasado 3 de junio.
Otras siete comunidades oaxaqueñas ya hicieron lo propio antes que Salina Cruz, ante el incremento de casos activos de coronavirus, entre los que se encuentran los municipios istmeños de La Venta, La Ventosa, San Dionisio del Mar, Tehuantepec, Unión Hidalgo, Ixtepec y Reforma de Pineda.
Desde el domingo pasado, comunidades del Istmo y la Cuenca colocaron filtros de seguridad y endurecieron las medidas de nueva cuenta, a petición del propio gobernador Alejandro Murat, quien llamó a la población a sumarse —por segunda ocasión desde la llegada de la pandemia—- al confinamiento voluntario por 10 días, además de adoptar el cierre de comercios y reducción del transporte público al 50 por ciento.
Tras pasar a rojo en el semáforo epidemiológico, el Istmo se ha visto afectado con cierres y la pérdida de sus ingresos, en particular para quienes no terminan de recuperarse de otras crisis: los sismos de 2017 y el del pasado 23 de junio.
En Juchitán, uno de los pueblos más comerciales del Istmo, las ventas se suspendieron a partir de esta semana, para evitar los contagios, con el cierre de mercados y tiendas de autoservicio.
En dichas demarcaciones no sólo el intercambio de bienes se ve afectado, también las comunidades mixes suspendieron sus asambleas por la alerta en el estado, que hasta el 22 de julio reportó 8 mil 949 casos confirmados de Covid-19.
En Oaxaca, el aumento de medidas de distanciamiento social y cierres territoriales inició en el municipio de Loma Bonita, en la cuenca del Papaloapan, que cerró negocios no esenciales el pasado 6 de julio, tras sumar 22 decesos, pese a que en esas fechas la entidad transitaba al naranja en el semáforo.
Aunque dichos cierres estaban previstos para el pasado 13 del mes en curso, el cabildo del Congreso local acordó extender la medida una semana más.
No es la primera vez que se decretan cierres en poblados del país; al comienzo de la pandemia y con el arranque de la Jornada Nacional de Sana Distancia, en abril, más de 200 municipios de la República adoptaron el cierre de sus límites; casos como estos ya son comunes en Guerrero, Morelos, Oaxaca, San Luis Potosí, Veracruz, Sinaloa, Michoacán, Estado de México y Quintana Roo.
- El dato: En esta entidad, la región de los Valles Centrales ha sido la más afectada desde que llegó el virus, una situación que se suma a la histórica pobreza extrema que viven sus pueblos.
srv