Durante el 2023 se registró un aumento importante en la incidencia de incendios forestales en 19 estados con relación al año anterior, de acuerdo con el cierre estadístico elaborado por la Comisión Nacional Forestal (Conafor).
La entidad federativa que se vio más afectada por este fenómeno fue Tabasco, en donde los eventos pasaron de 18 en el 2022 a 49 en el año que acaba de terminar, lo que significó un incremento de 172.2 por ciento.
En segundo lugar se encuentra Sonora, en donde los incendios forestales tuvieron alza de 98.2 por ciento, debido a que los casos pasaron de 56 en el 2022 a 111 en el 2023.
En seguida se encuentra Nayarit, con incremento de 70.4 por ciento, ya que los siniestros pasaron de 98 a 167 entre los periodos antes señalados.
Y en cuarto lugar se ubica Jalisco, entidad en donde se registró un repunte de 57.7 por ciento, ya que los incidentes pasaron de 940 a mil 483 entre un año y otro.
Al respecto, el catedrático de la Facultad de Ciencias de la UNAM, Víctor Ávila Akerberg, dijo a La Razón que el aumento en incendios forestales en algunas regiones del país se debe a varias razones, pero principalmente a que son provocados de manera intencional.
El especialista apuntó: “Tristemente la mayoría de los incendios son provocados accidental o intencionalmente. Lo peor es que son más intencionalmente, por gente que quiere promover espacios para la ganadería, que es uno de los factores que más ha promovido la pérdida de los ecosistemas”.
Añadió que el segundo factor es el accidental, porque a veces, sin querer, la gente le prendió un poquito al pastizal para que se renueve más rápido y se le va de las manos ese fuego y se pasa al bosque. O alguien deja mal apagada una fogata o alguien echa una colilla de cigarro desde el coche”.
La apreciación del ambientalista coincide con los datos oficiales, pues el reporte de Conafor señala que en el 2023 el 38.8 por ciento de los incendios forestales a nivel nacional se originó de manera intencional. El 19 por ciento fue por “causas desconocidas”; el 18.8 por ciento por actividades agrícolas; el 8.4 por ciento por actividades pecuarias y el 5.7 por ciento por fogatas.
Ávila Akerberg apuntó que ante la devastación que dejan los incendios forestales, la opción es aplicar una restauración ecológica específica para cada región.