En su primer discurso ya con la investidura de gobernadora de Morelos, Margarita González Saravia afirmó que la principal tarea durante su mandato, que arrancó este martes, será “la construcción de la paz”.
Tras rendir la protesta de ley ante el Pleno del Congreso local, la nueva mandataria afirmó que todos los morelenses anhelan vivir en paz y en armonía, por lo que la construcción de la paz estará en su agenda cotidiana.
Señaló que con su equipo diariamente se analizará el fenómeno de la inseguridad y la criminalidad en la entidad y sentenció: “Todos deseamos vivir en paz y en armonía, no descansaremos hasta lograr una transformación sustancial para el bien de todas y todos”.
Aseveró que existe “una demanda extendida de la población contra la corrupción”, y advirtió que durante la administración que oficialmente arrancó este martes los recursos públicos se utilizarán con “gran disciplina” y estarán muy enfocados en la construcción de la paz.
En su discurso, la gobernadora llamó a que “recuperemos la dignidad de nuestra identidad, el orgullo de ser morelenses, ese amor que nos llevará por el camino de la paz, la justicia y la libertad”.
González Saravia destacó que, después de 155 años de historia de Morelos, una mujer por primera vez conducirá su destino, y dijo sentirse “muy orgullosa” de que el pueblo la haya elegido a ella para ser esa primera mujer.
“El 2 de junio, 500 mil morelenses nos dieron la confianza para asumir la gran responsabilidad de gobernar el más grandioso y hermoso estado de la República”, expresó la mandataria.
También mencionó que durante su gobierno trabajará para representar a todas y todos sin discriminación alguna, buscando siempre el bienestar de Morelos, sobre todo el de las comunidades más marginadas del estado.
Dijo estar convencida de la consigna de que “por el bien de todos primero los pobres” y reiteró que su administración será honesta, responsable y cercana a la gente. “Abriremos las puertas del Palacio de Gobierno para el pueblo, como un símbolo de que siempre estaremos para servir a nuestra gente”, señaló.
La diputada de Morena Jazmín Solano López, presidenta de la Mesa Directiva del Congreso del estado, quien le tomó a Margarita González la protesta de ley, afirmó que la ceremonia marcó un hito histórico en Morelos.
Recalcó que este hecho demuestra que cada vez se avanza más en el propósito de lograr la igualdad sustantiva de género, además de que el cambio de paradigma ha llevado a visibilizar el progreso hacia la plena participación política de las mujeres.
En el acto solemne estuvieron presentes el magistrado presidente del Tribunal Superior de Justicia del estado de Morelos, Luis Jorge Gamboa Olea; el gobernador electo del estado de Puebla, Alejandro Armenta Mier, y nuchos otros invitados.
También asistieron representantes de los estados de México, Nuevo León, Durango, Oaxaca, Hidalgo y Tlaxcala, y el próximo secretario de Desarrollo y Planeación de la CDMX, Alejandro Encinas.
Momentos antes de rendir protesta, Margarita González Saravia encabezó un evento en la Plaza de Armas de Cuernavaca, durante el cual aseveró que tiene la misión de lograr un cambio profundo en las estructuras del estado.
“Nosotros hemos luchado por la justicia social, por la defensa de los derechos y, sobre todo, por la dignidad de cada morelense; en Morelos nuestra lucha, pero también nuestro diario de vida, ha estado vinculado profundamente con la tierra, las aguas y los montes desde tiempos prehispánicos”, expresó.
En este lugar, González Saravia tomó la protesta a los integrantes de su gabinete legal, entre ellos a Javier García Chávez, conocido como El Gato, quien fue nombrado jefe de la Oficina de la Gobernadora, un puesto clave para la operación política.
Cerca de la 1:15 de la madrugada, González Saravia ingresó al Palacio de Gobierno, ubicado en el Zócalo de Cuernavaca y, momentos antes de abrir las puertas del inmueble, integrantes del Consejo Pluricultural Indígena realizaron un ritual y le entregaron un presente, a modo de bastón de mando.
Se trató de una pieza artesanal elaborada expresamente para la ocasión, consistente en el grabado de una “mujer corazón de águila” sobre un puño cerrado, ambos montados en cuadros de cedro rojo.