El proyecto de construcción de un tren de carga con ruta del municipio de Ímuris al de Nogales, en la sierra del estado de Sonora, activó las alertas de grupos ambientalistas y de habitantes de la primera demarcación, quienes aseguran que se generará un severo daño a la ecología y se pondrá en riesgo a especies que habitan en la región, algunas de las cuales están, ya de por sí, en peligro de extinción.
De acuerdo con la información disponible, la construcción de este medio de transporte, impulsado por el gobernador Alfonso Durazo Montaño, inició en marzo de este año en la sierra de la entidad. Requerirá una inversión de siete mil millones de pesos y las vías se extenderán a lo largo de 70 kilómetros.
El director del colectivo Caminantes del Desierto A.C. Sergio Müller, dijo a La Razón que los habitantes de Ímuris viven en la zozobra, ya que, por una parte están conscientes de que el proyecto cambiará su forma de vida y dañará al medio ambiente y por otro reciben presiones del gobierno estatal para vender sus tierras, de tal manera que se pueda avanzar en la instalación de las vías.
Expresó: “Estas zonas tienen condiciones especiales únicas, aquí confluyen el oso negro, el jaguar, el ocelote y otras especies que están protegidas por la Norma Oficial Mexicana 59”.
Además, dijo, se trata de la parte alta de la cuesta, de donde se provee de agua a comunidades de diversos municipios como Ímuris, Santa Ana, Magdalena de Kino y Caborca, entre otros.
Mencionó que el medio de transporte —al que medios locales han bautizado como “El Tren Maya de Sonora”— pasaría cerca del río Cocóspera con su consecuente daño, “lo cual ha causado gran preocupación, porque este río es de los pocos que tenemos en el estado de Sonora, que corren todo el año”.
El activista denunció quea pesar de las protestas la construcción ya empezó “de manera ilegal, sin ningún tipo de permiso, y vienen avanzando con la obra; ya que están en tu puerta, te dicen, ¿oye, vas a vender sí o no?, y pues ya que están con la maquinaria encima, muchos han optado por vender”.
El pasado 23 de noviembre, el secretario de Gobierno de Sonora, Adolfo Salazar, aseguró que la construcción de las vías del tren ya empezó, aunque aclaró que se realiza sólo en los terrenos en donde ya se tiene el consentimiento de los propietarios.
Por su parte, el secretario de Infraestructura y Desarrollo Urbano del Gobierno estatal, Omar Del Valle, expuso que la obra no se realiza sin autorización, pero se contradijo al afirmar que están en trámite los permisos ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y ante otras instancias.
El activista Sergio Müller aseveró que el proyecto se podría llevar a cabo sin que produzca daño a los ecosistemas, aunque tomaría más tiempo y costaría más dinero.
El ambientalista apuntó: “La otra opción es a través de la sierra, haciendo túneles, sin embargo, al momento de que se nos notificó la realización de la obra, se nos dijo que había prisa por construirla, que tenían dos años para hacerla”.
Respecto al argumento de las autoridades en el sentido de que el tren incrementará el intercambio comercial entre México y Estados Unidos, el activista indicó que del lado del país vecino del norte “no hay proyectos siquiera, apenas se está en negociaciones; entonces, estamos haciendo un proyecto que no tiene interconectividad con el lado estadounidense para hacer el gran cruce de mercancía que se tiene proyectado”.
Expuso que es una buena idea mejorar el intercambio comercial y traer beneficios para el estado, pero el asunto es el “cómo”, es decir, impulsar mejoras pero sin dañar al medio ambiente.
Por lo pronto, el colectivo Caminantes del Desierto A.C. convocó a una marcha para mañana a las 17:00 horas en Hermosillo, la cual irá de las escalinatas de la Universidad Autónoma de Sonora al Palacio de Gobierno, para exigir a las autoridades estatales que se frene el proyecto ferroviario o que se garantice la preservación del medio ambiente.