El nomadismo digital reconfigura los espacios sociales

Un estilo de vida con la libertad de estar en constante movimiento

Pandemia impulsa una alternativa laboral; actualmente hay más de 10 millones de personas que trabajan en esta nueva modalidad y se espera que para 2035 sean mil millones

Un estilo de vida con la libertad de estar en constante movimiento.
Un estilo de vida con la libertad de estar en constante movimiento. Foto: Pixabay

Cuando a inicios de los 80 el proyecto Arpanet, que nació una década atrás como parte de un proyecto militar, se convirtió en Internet, pocos dimensionaban los cambios que a futuro tendría —hasta entonces— esa nueva tecnología que permitía también nuevas formas de comunicarnos e interactuar.

Lo cierto es que el uso de Internet no sólo reconfiguró las estructuras sociales —entiéndase con ello la familia, la religión, la ley, la economía y el gobierno—, sino que transformó procesos socio-culturales, hasta el punto de convertirse en un instrumento con capacidad de ofrecernos nuevas formas de vida y nuevos hábitos.

La educación a distancia y el teletrabajo (concepto que fue acuñado por un ingeniero de la NASA desde 1973, por cierto) eran vistos sólo como una posibilidad que permitía optimizar recursos y tiempo.

Lo cierto es que 40 años después y con una pandemia encima, las enormes posibilidades que el teletrabajo proporcionó en su momento a un pequeño sector de la población, hoy se ha convertido en una tendencia cuyos protagonistas son conocidos como “nómadas digitales”, una definición para aquellas personas que aprovechan las bondades de la tecnologíay el Internet y trabajan de manera “itinerante” desde cualquier parte del mundo, trasladando su residencia temporalmente, según sus intereses.

“A medida que los profesionales (y empleadores) de todo el mundo comienzan a darse cuenta de que ya no están físicamente atados a sus escritorios, oficinas o estaciones de trabajo, ahora pueden comenzar a considerar un futuro en el que trabajen a distancia desde ubicaciones ‘exóticas’, a menudo con costos de vida más bajos”, explica Hermann Inge, en su libro Nomadismo digital: el nexo entre el trabajo remoto y los viajes movilidad.

Se calcula que en 2020, cuando inició la crisis sanitaria por Covid-19, en el mundo habían seis millones de nómadas digitales, y para 2021 la cifra se elevó a poco más de diez millones, según un estudio de la plataforma de trabajos MBO Partners, aunque también hay previsiones de que para 2035 haya mil millones de nómadas repartidos por el mundo con sus computadoras portátiles al hombro y sus pasaportes listos.

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Pero, ¿qué motiva a una persona a ser un nómada digital? Viajar.

De acuerdo con Inge, “el deseo de viajar ha sido el factor principal en la elección de vivir un estilo de vida nómada, lo que deja serias consideraciones sobre la obtención de suficientes ingresos independientes de la ubicación al principio”, así que el nomadismo digital es también un estatus que las condiciones económicas permiten; los hay como empleados remotos, freelances o emprendedores.

Las ventajas o desventajas de este nuevo modelo laboral en la era posmoderna, que además está en continua transformación, trae, por supuesto, diferentes lecturas.

La revolución tecnológica se mantiene y las empresas buscarán mayor competitividad y tener empleados con las mejores habilidades, así que el trabajo a distancia es una bola de nieve que se echó a andar, aunque se desconoce si después de que termine la pandemia, estos nuevos modelos laborales continuarán.

“El nómada es como un arquetipo de movilidad extrema —del cuerpo o del pensamiento— seduciendo tanto a antropólogos como a investigadores de otras ciencias sociales: estudios de física, turismo y movilidad, y ciencias de la información y la comunicación”, explica la antropóloga Fabiola Mancinelli en su libro Nómadas digitales: libertad, responsabilidad y el orden neoliberales.

Al igual que cuando se masificaba el uso del Internet y las “Nuevas Tecnologías de la Comunicación”, el fenómeno de los nómadas digitales está en pañales pese a su proliferación, y teóricos desconocen todavía los alcances y repercusión que tendrá en el mundo y para las comunidades a donde se desplacen.

Mancinelli refiere que “se necesita más investigación etnográfica para evaluar los resultados de este estilo de vida para el futuro del trabajo y la división global del trabajo. Los etnógrafos deben observar cómo las prácticas de geoarbitraje de los nómadas digitales afectan a las comunidades locales y sus economías”.

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Gráfico ı Foto: larazondemexico