En Milán, Italia
La ciudad más grande del norte de Italia brilla por sí misma y sorprende no sólo por la amplísima oferta cultural de sus museos y galerías, sino también por la modernidad que se conjuga en la metrópoli y, por supuesto, las extraordinarias creaciones que los mejores diseñadores muestran en los escaparates de sus calles.
La capital de la región de Lombardía destaca además por su dinamismo y jovialidad, sus altos rascacielos sorprenden desde los puntos panorámicos y se mezclan con los antiguos edificios religiosos de alto valor cultural e histórico.
Gioconda Belli retrata el desplome de un sueño revolucionario
La herencia del Imperio Romano ha dejado huella en la urbe y hay evidencia de ello en los rincones más inesperados dentro del entramado bien ordenado de la metrópoli, que seduce de principio a fin.
Galería Vittorio Emanuele II. Puedes comenzar el tour por las tiendas de renombre como Prada, Gucci o Louis Vuitton, o si lo prefieres, degustar la gastronomía italiana en sus restaurantes de lujo. El también llamado Salón de Milán —diseñado en el siglo XIX— es ideal para tomar fotografías, pues su techo está cubierto en su totalidad con luces durante las fiestas decembrinas.
Santa Maria delle Grazie. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, esta iglesia-convento alberga una de las obras de arte más valiosas jamás creadas y que te dejará sin aliento: la Última Cena, de Leonardo da Vinci. El recinto también impresiona por su impactante restauración, pues fue afectada por bombardeos durante la Segunda Guerra Mundial.
Centro Histórico. El centro neurálgico de la capital lombarda alberga algunos de los monumentos y recintos más importantes. El paseo inicia en el Teatro alla Scala, donde puedes disfrutar de una función de la Ópera de Milán; en la Pinacoteca Ambrosiana, hogar de más de 750 mil ejemplares, resulta sobrecogedor descubrir que quí se reúnen 12 manuscritos originales de Leonardo da Vinci. No dejes de visitar el Palacio Real, pues ofrece exposiciones temporales de artistas internacionales, como Pablo Picasso o Edvard Munch. La mejor manera de moverse por sus amplias calles es usando el transporte público, desde los tradicionales tranvías hasta los modernos y eficientes trenes de su Sistema Metro. No puedes perderte la oportunidad de degustar ,en sus restaurantes y locales al aire libre, lo mejor de la gastronomía de la región, como el popular panettone o la infaltable milanesa, originaria de esta ciudad italiana.
Castillo Sforzesco. Las vistas panorámicas desde esta antigua fortaleza son de las más bellas para admirar. Además, el lugar es uno de los ejemplos de arquitectura militar más grandes de Europa; convertido hoy en día en un museo con obras de Bellini o Tintoretto. Construida en el siglo XIV, la edificación conjuga elementos renacentistas y góticos. La entrada a los patios es gratuita.
Museo Cívico Arqueológico. Sede de un acervo importante de registros griegos, etruscos, romanos y medievales, el museo tiene conexión con una de las iglesias más bellas de Milán, la de San Maurizio al Monastero Maggiore, una joya escondida en el centro de la ciudad, cuyas paredes se encuentran cubiertas por preciosos frescos del siglo XVI perfectamente conservados.
