La forma en que está diseñada y decorada la casa afecta de manera directa al estado de ánimo, la salud mental y el bienestar, y para hacer de tu hogar un lugar que te dé paz y felicidad está la neuroarquitectura, la cual busca construir espacios que logren mejorar la productividad y el bienestar de las personas.
Esta área de la arquitectura busca mejorar la calidad de vida reduciendo el estrés, la ansiedad y la depresión a través de la construcción y diseño de espacios, por lo que se basa en los colores, la iluminación, los materiales y texturas, así como las sensaciones que nos provocan los diferentes tipos de espacios.
El origen de la neuroarquitectura se remonta a los años 50 del siglo pasado con el investigador médico y virólogo Jonas Salk, quien decidió tomarse unos días de retiro en Italia en el Monasterio de San Francisco de Asís, pues se dio cuenta que estaba bloqueado.
Una vez que regresó pudo terminar su investigación que derivó en la vacuna contra la poliomielitis, y tras vivir esta experiencia el médico llegó a la conclusión que los espacios influyen directamente en la creatividad. Así que decidió adaptar su lugar de trabajo para que este sitio lo inspirara y fue así como en conjunto con el arquitecto Louis Kahn, se construyó el Instituto Salk, el cual tiene vistas al mar, grandes techos y colores que estimulan a la mente.
Y aunque las bases ya se habían sentado, no fue sino hasta 1998 que surgió el término de neuroarquitectura, gracias a los neurocientíficos Fred H. Gage, investigador del laboratorio de genética del Instituto Salk en California y Peter Eriksson, de la Universidad de Göteborg en Suecia, quienes a través de su investigación demostraron que el cerebro podía variar su estructura en función de los estímulos recibidos.
Una de las claves para aplicar la neuroarquitectura en el hogar es la iluminación, un elemento fundamental para los estímulos de la mente, esta corriente afirma que se debe potenciar la luz natural para fomentar la concentración y generar un ambiente agradable para el estado de ánimo y a tener buena energía, ya que la luz te acerca a los exteriores.
Otra de las bases para obtener los beneficios de esta corriente es el color, se debe apostar por tonalidades que evoquen la naturaleza como son los verdes, azules y amarillos, los cuales reducen el estrés, aumentan la sensación de confort e inciden sobre la percepción del espacio.
En ese sentido también se debe tener un espacio completamente verde, es decir, que tenga plantas para generar una sensación de relajación y comodidad que ayude a reducir las energías negativas. Sin duda, tampoco se debe dejar de lado a los colores neutros, ya que éstos también tienen una conexión con la naturaleza y ayudan a que la mente se despeje.
La neuroarquitectura señaló que la altura de los techos influye en los estímulos de la mente, por lo que considera que mientras más altos, son ideales para fomentar la creatividad de las personas.
Asimismo, la ventilación es muy importante, por lo que esta técnica pide utilizar diseños que favorezcan las corrientes de aire en el hogar o en cualquier edificio, ya que ayuda al bienestar en el interior.