Algunas especies de ranas tienen concentraciones de biliverdinas extremadamente altas que para un ser humano representan un cuadro de patología severa e incluso la muerte. La mayoría de los animales no son verdes, debido a que los efectos fisiológicos de los pigmentos producidos por estas proteínas pueden ser tóxicos; sin embargo, los anuros los necesitan para crecer y vivir, cambiando de color a lo largo del día gracias a que las proteínas van desde la linfa hasta las piernas y cuando se encuentran en reposo, les permiten adquirir el color de las plantas y pasar desapercibidas para los depredadores. Luego de varios años analizando el genoma de las serpinas y la unión de éstas con las biliverdinas los investigadores descubrieron que las responsables de la acumulación son las serpinas, familia de proteínas caracterizadas por ser inhibidores de proteasa, que se enlazan al pigmento y van ajustando el color de los ejemplares.
Gráficos: C. Alejandro Sánchez, Ismael F. Mira, Roberto Alvarado y Luisa Ortega