Un equipo internacional de científicos estudia un mundo en el que se evaporan y llueven rocas, tiene vientos supersónicos que soplan a más de 5,000 km por hora y existe un océano de magma de 100 kilómetros de profundidad. El planeta llamado K2-141b se sitúa a 202 años luz de la Tierra y fue descubierto en 2018, su superficie, el océano y la atmósfera están formados por los mismos ingredientes: rocas. Al analizar el patrón de iluminación del exoplaneta, los expertos descubrieron que aproximadamente dos tercios de K2-141b se enfrentan a la luz del día perpetua, en lugar del hemisferio iluminado al que estamos acostumbrados en la Tierra, el planeta K2-141b pertenece a un subconjunto de planetas rocosos que orbitan muy cerca de su estrella, tardando sólo 6.7 horas en completar una órbita, por lo que la proximidad mantiene al exoplaneta bloqueado gravitacionalmente en su lugar, lo que significa que el mismo lado siempre mira hacia la estrella, mientras que el lado nocturno experimenta temperaturas frías por debajo de -200º C y el diurno, a 3,000º C.