La misión Cheops permitió que científicos fueran testigos del descubrimiento insólito de un planeta que en vez de ser esférico tiene forma ovalada, lo que hasta el momento sólo se había visto en algunas estrellas así como en astros muy pequeños. La razón por la que el cuerpo celeste adoptó esa forma se debe a las potentes fuerzas de marea entre el planeta y su estrella anfitriona, WASP-103, más caliente y más grande que nuestro Sol. Es la primera vez que se constata este efecto “balón de rugby” en un objeto de masa planetaria y se ubica en la constelación de Hércules, con una temperatura similar a la de nuestro Sol y es unas 1.7 veces más grande que éste.
Gráficos: Ismael F. Mira, Roberto Alvarado y Luisa Ortega.