La sonda espacial japonesa Hayabusa2, lanzada en 2014, hizo contacto dos veces con la superficie de Ryugu en 2019 para recoger las muestras que envió a la Tierra en una cápsula que no estuvo expuesta en ningún momento al aire exterior y sin que hubieran estado erosionadas por la luz solar o los rayos cósmicos. Los primeros análisis de un laboratorio de la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón confirmaron que el gas derivaba del remoto asteroide; dicho hallazgo es relevante para el conocimiento del origen de nuestro sistema solar, conocer detalles sobre la propia formación de Ryugu y comprender mejor su afinidad con las condritas carbonáceas, un tipo de meteorito que se cree que podría estar vinculado al origen de la vida en el universo.
Gráficos: Ismael F. Mira, Roberto Alvarado y Luisa Ortega.