Científicos de 70 instituciones de diferentes países, liderados por el experto argentino Sergio Baranzini, quien trabaja en la Universidad de San Francisco, en los Estados Unidos, y Stephen Sawcer, de la Universidad de Cambridge, en el Reino Unido, llevaron a cabo un estudio que les permitió concluir que la gravedad de la esclerosis múltiple está relacionada con los genes DYSF y ZNF638. Inicialmente examinaron más de siete millones de variantes genéticas y detectaron una que se encuentra asociada a una progresión más rápida de la enfermedad; la variante se sitúa entre dos genes sin relación previa con el trastorno; el primero interviene en la reparación de las células dañadas y el segundo ayuda a controlar las infecciones virales, pero la proximidad de la variante a estos genes sugiere que pueden estar implicados en la progresión de la esclerosis múltiple, ya que la resistencia y la reparación en el sistema nervioso determinan el curso de la progresión de la enfermedad. Desde el punto de vista de la genética, es la primera vez que se detecta una asociación con severidad. Antes, se conocían 236 asociaciones con el riesgo de manifestar la enfermedad, según los investigadores.
Gráficos: Julio Loyola, Roberto Alvarado y Luisa Ortega.