Personal del Servicio de Monitoreo de la Atmósfera Copernicus descubrió en marzo de 2020 que en el Polo Norte se creó un enorme agujero en la capa de ozono. A principios de abril, la Agencia Espacial Europea confirmó su existencia empleando datos del satélite Sentinel-5P de Copernicus y llegó a la conclusión de que el origen fue derivado por inusuales temperaturas gélidas que se presentaron en la estratosfera. En los primeros días de este 2021 la comunidad científica asegura que se cerró no solamente por la disminución de la contaminación durante los meses de encierro por la pandemia, sino que también por una ola de calor que ayudó a cerrarlo.