En diciembre del 2009 la Ciudad de México se convirtió en la primera entidad del país en permitir a parejas homosexuales adoptar, sin embargo, las dificultades en los trámites legales para realizar este proceso han dado como resultado que seis años después se hayan efectuado sólo 10.
No obstante, el deseo de algunas personas por formar una familia supera los largos tiempos de espera para obtener la tutela de un menor y las recurrentes visitas al centro de adopción donde son cuestionados meticulosamente.
Tal es el caso de Leonardo Poblete, quien tras cuatro años de haber iniciado el proceso junto con su esposo, logró obtener la custodia de un pequeño de seis meses en abril del 2016.
“Nos enteramos de las adopciones cuando empezaron a sacar reportajes del caso de Felipe Nájera y Jaime Morales, quienes habían adoptado a Ale; tenía muy poco que se había aprobado esta ley, entonces fue ahí cuando decidimos preguntar qué se necesitaba porque queríamos ser papas”, recuerda Leonardo.
La pareja que contrajo matrimonio en el 2012, acudió en marzo de ese mismo año al “Centro de Estancia Transitoria para Niños y Niñas” de la Procuraduría capitalina para realizar la solicitud; seis meses después acudieron a su primera entrevista, para que se revisara su condición socioeconómica, durante la cual fueron cuestionados de forma individual y en pareja durante nueve horas.
“Son estudios bastante profundos donde te preguntan todo sobre tu vida, qué haces, cómo te peleas, de qué forma conociste a tu pareja, cómo se conocieron tus papás, de qué modo te regañaban... saben más de nosotros en esta institución que nuestras propias familias”, comenta Poblete.
Y éste no es el único estudio, ya que un mes después son sometidos a pruebas psicológicas, cuyos resultados son comparados con los del examen socioeconómico para detectar si existen contradicciones.
Ante esto, la abogada Alehlí Ordoñez comentó a La Razón que el trámite puede tener una duración de 3 a 7 años, convirtiéndolo en un procedimiento largo y tedioso que influye en la decisión de las personas para realizarlo.
“Adoptar no es algo cotidiano en ninguna ciudad de la República, no porque la gente no quiera, sino por los obstáculos que pone el Estado para ejercer el derecho”, menciona Ordoñez.
Así mismo, los resultados de las entrevistas tienen una vigencia de seis meses, por lo que en ocasiones tienen que realizarse más de una vez.
En el caso de Leonardo y su pareja, tuvieron que someterse a los exámenes dos veces. La primera en el 2012 y la segunda en el 2015, ya que la primera vez que lo efectuaron no había adoptivos disponibles.
Finalmente, a inicios del 2016 todos su esfuerzos tuvieron una respuesta...
“Fue el febrero 23, justo el día de mi cumpleaños, cuando nos dijeron que habíamos sido aprobados por el Consejo”, cuenta sonriente el actual padre.
Para este momento ya había un menor de seis meses esperando por una nueva familia, pero para poder obtener la custodia, la pareja tuvo que convivir dos veces a la semana durante un mes con el pequeño.
A pesar del tiempo que el matrimonio tuvo que dedicar, Leonardo comentó que en todo el procedimiento nunca fueron víctimas de discriminación por su orientación sexual; los trámites son igualitarios y no hay una diferenciación para parejas tradicionales, homosexuales o personas individuales que quieran adoptar, lo cual lo hace sentirse satisfecho.
“Yo creo que se necesita valentía porque no es un proceso fácil y muchos piensan que la sociedad va a ser agresiva, ya que el hecho de tener un hijo nos expone más”, concluyó Leonardo.